Arcadi Espada. Foto: Jesús Ubera

Ariel. Barcelona, 2018. 480 páginas, 20,90 €. Ebook: 12,99 €

Bienvenidos libros que rompen reglas establecidas, que empujan a revisar creencias sedimentadas a través de la presión de los medios de comunicación sobre la opinión pública. Bienvenidos textos cuya intención central es quebrar representaciones sociales injustas o arbitrarias. Un buen tío tiene mucho de eso, de hacer justicia, de proteger al maltratado, de zarandear al lector y obligarle a dudar.



Los dos ejes de la elipse que marca el territorio de este volumen están ocupados por Arcadi Espada (Barcelona, 1957) y Francisco Camps (Valencia, 1962). El primero de ellos es un conocido periodista y escritor. Próximo a la política, su presencia pública es densa y extensa. Desde hace unos años es columnista en el diario El Mundo. En distintas ocasiones ha manifestado su interés por la psicología cognitiva encarnada en el premio Nobel Daniel Kahneman y en próximos como Richard E. Nisbett, Walter Mischel o Steven Pinker.



El segundo eje lo ocupa un abogado que se afilia a las Nuevas Generaciones de Alianza Popular en 1982. Poco a poco va construyendo una exitosa carrera política. El 25 de mayo de 2003 gana por mayoría absoluta las elecciones a la Comunidad Valenciana. En 2007 y 2011 volverá a repetir mayoría absoluta. En el entretanto de este trayecto político y vital se casa con una licenciada en Farmacia, y tienen tres hijos.



Acusado de corrupción, queda imputado por el supuesto regalo de unos trajes confeccionados en una sastrería madrileña de segunda fila. Lo que parecía un incierto asunto menor, "cohecho impropio" se denomina en el Código Penal español, comenzará a tomar volumen mediático a lomos, sobre todo, del diario El País.



Aunque inicialmente recibe el apoyo de su partido, poco a poco los conmilitones del Partido Popular (PP) le abandonan y acaban por obligarle a dimitir. Finaliza así "la carrera política de uno de los dirigentes con más futuro de la derecha española". Sometido a juicio tras una ordalía de tres años será finalmente absuelto. Primero por un jurado popular, después por el Tribunal Supremo.



"Una noche de invierno de hace cuatro años Francisco Camps me llamó por teléfono". Así comienzan estas páginas. Un primer apartado destinado a presentar el libro y establecer posiciones de ataque y defensa. La escena de arranque es la de un político que telefonea a un periodista -al que todavía no conoce personalmente- para agradecerle que no se haya sumado al linchamiento que está sufriendo.



Tras el primer contacto telefónico, cena en un restaurante valenciano. Arcadi Espada, impresionado por la bonhomía del personaje, comienza a entrevistar a unos y otros, a leer el sumario y a trabajar para paliar lo que entiende como una gran injusticia. Siente indignación por las ciento sesenta y nueve portadas que El País dedica a lo largo de tres años a Camps, todas ellas destinadas a sentar su culpabilidad. Indignación extensible al papel jugado por el juez Baltasar Garzón, al desempeño de la policía y a la ineptitud, en las primeras etapas, del poder judicial. Para que el lector tenga constancia de su tesis central -El País como manipulador político- Espada presenta ciento veintidós textos que reproducen fragmentos aparecidos en el periódico, en ocasiones acompañados de fotos.



El jueves 19 de febrero de 2009 marca el inicio de las pruebas empíricas presentadas. Ante el lector, un artículo firmado por un redactor cuyo título es: "El fiscal implica a Camps en la trama". Sobre la base de ese fragmento -y de los siguientes- el autor realiza un amplio análisis de contenido, a veces un análisis de discurso o incluso una interpretación semiótica cuando las fotos dan pie para ello. La entrada que cierra este volumen está fechada el ocho de marzo de 2012 y marca la absolución del encausado.



Lo que no resuelven estas páginas justicieras es el problema de fondo, por más que Arcadi Espada lo deje planteado: "El tema son los procedimientos del periodismo". Lo sucedido entre El País y Francisco Camps hubiera podido suceder con cualquier otro tema y con cualquier otra publicación. La combinación de la crisis financiera con los nuevos populismos y nacionalismos servidos junto con la postverdad internáutica componen una mezcla inestable y dañina para la democracia.



Un volumen valiente, lleno de matices, rico de reflexiones y escaso de verdades absolutas.