Taller de Rubens: La Fortuna, 1936-1938 (Museo del Prado), en la exposición La invención del cuerpo, Museo de Escultura de Valladolid
Desde la Ilustración los valores clásicos de la belleza física han ganado peso personal y social. Nuestra sociedad digital es cada vez más audiovisual. La enorme capacidad de fotografía y video de los teléfonos inteligentes cruzada con las redes sociales implementan y difunden la corporalidad de sus usuarios. La presencia física ha tomado más importancia que nunca en un mundo de impudor y narcisismo. Pensar hoy el cuerpo es urgente.A caballo entre la antropología y la sociología, el francés David Le Breton (Le Mans, 1953), profesor en la Universidad de Estrasburgo, es un fino y dúctil observador de la sociedad contemporánea. En su amplia y reputada obra destaca la investigación dedicada al estudio del cuerpo humano. En 1985 apareció Corps et société y, desde entonces, ha publicado una decena de libros sobre la compleja instalación del cuerpo en la sociedad. En 2008, la editorial Presses Universitaires de France (PUF) le pidió para su prestigiosa colección Que sais-ye? este libro.
Aceptar un encargo de este tipo implica tener la habilidad de contentar tanto al lector especializado como al neófito. Para conseguirlo, Le Breton opta por presentar un detallado panorama de la bibliografía -sobre todo francesa- en torno a su objeto de estudio. Revisa a lo largo de más de cincuenta años, hasta llegar a la actualidad, a los autores que mejor han contribuido al análisis de la corporalidad. Aunque nuestro autor se mueve mejor entre la antropología y la sociología, en estas páginas transita por saberes afines como la sociobiología o el psicoanálisis. Durkheim, Freud, Mauss, Simmel, Efron, Goffman, Wilson o Bourdieu, entre otros. Su recorrido le permite evaluar los conceptos que han ido pavimentando las distintas teorías en torno al cuerpo.
Definido y caracterizado el territorio de la corporalidad, a Le Breton le interesa desvelar de qué manera se han reducido o eliminado ideas erróneas o estereotipos del pasado. Su primer combate está destinado a desa-creditar el dualismo cartesiano. En su opinión, Descartes comete un grave error al entender al hombre como un conglomerado de res cogitans y res extensa. Desdoblar al sujeto en cuerpo y alma es no entender que el ser humano es una totalidad.Le Breton se distancia de la biología al considerar que ignoran la dimensión social y cultural del cuerpo
Para el escritor "la existencia es, en primer lugar, corporal". El cuerpo es entendido aquí como algo construido por la sociedad. El orden simbólico de lo social nos construye. Esta visión cultural del cuerpo, se apoya en buena medida en el Foucault de Vigilar y castigar (1975), texto que proponía un cuerpo casi ahogado por el poder social a través de un espeso tejido de relaciones. Planteamiento en el que vuelve a insistir en los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad.
La influencia de Foucault ha perdido densidad pero permanece. Puede seguirse su rastro en textos recientes producidos por gente joven. En cierto modo -vía Julia Kristeva- lo vemos en Ruth Miguel Franco (León, 1979). En Unos cuerpos (Sloper, 2018), dicha autora engarza siete sorprendentes y poéticos ensayos que convergen en una potente queja: la corporalidad de la mujer sometida a dictados religiosos o sociales.
La perspectiva de Le Breton sobre el cuerpo es la dominante en las ciencias sociales. Un enfoque que toma distancia de los postulados de la biología y de la medicina al considerar que ignoran la dimensión personal, social y cultural en las percepciones del cuerpo. Una posición que insiste en la dimensión simbólica de las percepciones sensoriales, de las emociones o, en definitiva, del lenguaje.
Tras leer al sabio y luminoso David Le Breton una duda se hace inevitable. Aceptemos que el cuerpo es un constructo social, filosófico y político. Pero, ¿no es también una entidad biológica? Robert Sapolsky lo argumenta en Compórtate (Capitán Swing, 2018). Sus mil densas y documentadas páginas evidencian los mecanismos biológicos de la corporalidad. Bienvenido sea el debate.