Timothy Snyder. Foto: Ine Gundersveen

Traducción de Luisa Rodríguez Tapia. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018. 368 páginas. 24,90 €. Ebook: 15,20 €

Timothy Snyder (Ohio, 1969) empezó a gozar de merecido reconocimiento internacional con la aparición de Tierras de sangre. Europa entre Hitler y Stalin (2011, Galaxia Gutenberg, como el resto de su obra). Se trata, como ya sugiere el título, de un minucioso estudio comparativo de las políticas de exterminio de los dos grandes tiranos de la pasada centuria. Colaboró luego con el fallecido Tony Judt en Pensar el siglo XX (2012) y publicó luego Tierra negra. El Holocausto como historia y como advertencia (2015) y, más recientemente, un breve ensayo, Sobre la tiranía (2017), centrado en la crisis actual de la democracia, en particular en Europa del Este, pero también en Occidente, con las mareas populistas.



Las menciones a la trayectoria intelectual de Snyder no constituyen en este caso un mero recurso para contextualizar El camino de la no libertad, sino mucho más, las indispensables palabras previas para situar al lector ante un autor tan atractivo como ciertamente difícil. Para decirlo en pocas palabras, los lectores de los libros anteriores -en particular, el último de los citados, Sobre la tiranía- hallarán aquí los temas y escenarios que preocupan a Snyder, pues hay que reconocer por encima de todo la coherencia y continuidad de su labor analítica. Para quien se enfrente ex novo con el autor, debe advertirse que la lectura de estas páginas pueden resultar en muchos momentos desconcertantes por su propensión a mezclar la relación de hechos concretos, de orden sustancialmente político, con especulaciones filosóficas, sociológicas y hasta éticas, expuestas a menudo con carácter sentencioso.



"Un Estado con un principio de sucesión existe en el tiempo. Un Estado que organiza sus relaciones exteriores existe en el espacio" (p. 71). "Las democracias mueren cuando la gente deja de creer que el voto importa" (p. 239). Trump no es populista sino "un sadopopulista, cuyas políticas estaban pensadas para herir a la parte más vulnerable de su electorado" (p. 260), "Arrojados a un mundo que no escogemos, necesitamos igualdad para aprender a través del fracaso pero sin resentimiento" (p. 265). He ahí una pequeña muestra del estilo de Snyder. Baste añadir que más de un cuarto de la extensión del volumen -casi cien páginas- lo constituyen notas e índices para comprender que no es un libro apto para todos los públicos, sino para el especialista y un sector muy interesado y bien informado.



La capacidad de Snyder para mezclar la visión a ras del suelo con la alta política dota a este sugestivo ensayo de un gran calado humano

Estamos pues ante un libro sugestivo y estimulante pero que, pese a su relativa brevedad, requiere esfuerzo. La labor de investigación de Snyder es impresionante. Su erudición apabulla, lo mismo que su rastreo en los más diversos archivos del este europeo, sin que la diversidad lingüística constituya en apariencia para él obstáculo alguno. Su capacidad para mezclar la visión a ras de suelo con la diplomacia y la alta política dota a su estudio de un gran calado humano. Snyder atiende al sufrimiento de las personas concretas, a veces con nombres y apellidos: cuando habla de guerra, destrucción y muerte no alude solo a estrategia militar, propaganda y geopolítica, sino a los perdedores de esas políticas devastadoras.



Desde el punto de vista conceptual, el libro de Snyder se articula sobre las nociones recurrentes y hasta obsesivas de "política de la inevitabilidad" y "política de la eternidad", entendiendo la primera como futuro lineal, predecible y ajeno a los afanes humanos y concibiendo la segunda como eterno retorno de la crisis, una especie de victimismo cíclico. Pese a su aparente disparidad, ambas "traducen los hechos en relatos" y son antihistóricas o, mejor dicho, ahistóricas. Frente a ellas, el designio de Snyder es "recuperar el presente para el tiempo histórico" y este último para la política (p. 18).



Este proyecto se plasma en seis capítulos que reflejan sistemáticamente diversas alternativas (individualismo o totalitarismo, integración o imperio, igualdad u oligarquía, etc.) y cuyo paralelismo se extiende a que cada uno de ellos se centra en un año concreto (en el período que va de 2010 a 2016) y en un acontecimiento relevante, como el asalto a la libertad en Rusia, la debilidad de la Unión Europea, la invasión de Ucrania, la elección de Trump, etc. No hace falta subrayar que la visión de Snyder es muy crítica y hasta pesimista: "Herederos de un orden que no construimos, somos hoy testigos de un declive que no habíamos previsto" (p. 265).