Después del exitoso El silencio en la era del ruido, Erling Kagge (Oslo,1963) nos invita a caminar. Yo también les invito a entrar en este Caminar si quieren acompañar al autor en una sabia y estimulante travesía. Porque Kagge, filósofo y explorador, nos transmite multitud de sensaciones experimentadas por él en su continuo deambular por el barrio, por los bosques cercanos, o por las grandes expediciones de alta montaña. Y la conclusión es siempre la misma: los pensamientos y preocupaciones se transforman y aligeran mientras se camina, y el caos del principio va tomando un cierto orden. Más aún: Kagge concluye que el mundo es más blando y la vida más larga cuando caminamos."Muchos aspectos de nuestra existencia se centran en ir deprisa. Caminar es lento. Caminar prolonga los instantes. Por eso es uno de los actos más radicales que puedes realizar", escribe, después de reconocerse en aquella frase de Kundera: "Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido".
Kagge concluye en esta estimulante travesía que el mundo es más blando y la vida más larga cuando caminamos
El autor nos va dejando en cada página de Caminar asuntos para la reflexión. Cuando se dirige al bosque cercano nos cuenta que el andar y el silencio van unidos, que el silencio es abstracto, mientras que caminar es algo concreto. Y cuando emprende una larga travesía sabe que “las endorfinas hacen acto de presencia y el estrés afloja sus garras”. En su Caminar, Kagge nos lleva a múltiples lugares, del Polo Norte, al Soho neoyorquino, y lo mejor siempre es el camino, nunca la llegada, lo importante son las paradas que hace en Walser y Nabokov, en Montaigne o Antonio Machado, en las mismas calles que recorren los protagonistas del Ulises o en esas otras de Los Ángeles con tantos centros de manicura y tan pocos árboles. "Cuando pasamos por algo, lo sabemos".
¿Qué pasaría si aquellos que ostentan el poder se vieran obligados a pasear a diario entre la gente?, se pregunta Kagge. Sería beneficioso para todos, sin duda. Pero para los gobiernos y las empresas es más fácil controlarnos si estamos sentados. De esto también habla Caminar.