"Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles", reclama Homero para inaugurar el primer canto de la primera de sus dos obras que han llegado hasta nuestros días. Pedía prestado el impulso y la imaginación de las musas con las que ser digno de relatar la historia de un hombre, el más poderoso de todos, carcomido por la ira.
Las musas le escucharon. A través de los casi 16.000 versos con los que cuenta el poema relata sin parangón la transición de Aquiles de la rabia y el rencor que le provocaron en primer lugar la afrenta de Agamenón y, en segunda instancia, el asesinato de su mejor amigo. Tal fue la calidad de la obra y la influencia en su público, que se volvió lo más cercano a un texto fundacional para, más tarde, ser una de las bases del canon literario moderno.
Y aún así, pese a la fama que alcanzó su obra, la identidad de aquel poeta que reclamaba la ayuda de las musas permaneció sumido en la penumbra. A lo largo de los siglos, las leyendas, conjeturas y teorías más o menos fundadas han proliferado a la hora de dilucidar quién era Homero. Robin Lane Fox (Inglaterra, 1946), profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de Oxford, ha publicado en España Homero y su Ilíada (Crítica), donde aborda la relación del autor con su obra. Empleando pruebas antropológicas y de la litertura comparada, deduce ciertas cuestiones sobre la génesis del poema y su creador.
Pregunta. ¿Qué diferencia a la Ilíada del resto de poemas épicos?
Respuesta. Yo diferencio los poemas épicos de los "poemas heroicos". Los segundos son una acción detrás de otra durante una vida larga o un período largo de tiempo, como Star wars. Un poema épico, por otra parte, tiene una historia única, una trama de muy pocos días con la mayoría de la acción condensada en cuatro o cinco jornadas. Es una historia unificada de la transición de la cólera de Aquiles hacia la compasión final. Es un solo episodio con un movimiento dotado de coherencia interna. Eso es la épica, aunque hoy en día lo utilicemos para cualquier cosa que sea grande.
P. En la obra de Homero, la actitud de los dioses en ocasiones puede parecer casi infantil. ¿Se puede entender esta actitud como una alegoría de lo caprichoso que puede llegar a ser el destino?
R. No me gusta la palabra infantil en este caso. La antropología ha estudiado cómo la gente preliteraria se imaginaba a los dioses y ha demostrado en repetidas ocasiones que hay un traslado aumentado de las relaciones de poder que los mortales tienen en la tierra. Los dioses en Homero son en parte imaginados como superaristócratas que tratan a los mortalesde la manera en la que muchos aristócratas tratan a las clases más bajas: tienen a sus favoritos, pueden ser indulgentes, pero también extremadamente crueles, sienten odio, son impredecibles...
»Por lo tanto solamente es una actitud infantil en tanto que la aristocracia se comporta de esa forma caprichosa también. Los antropólogos hablan de una concordancia entre lo social y lo simbólico. A lo que se refieren es que las relaciones sociales en la tierra están magnificadas en las relaciones simbólicas del cielo. Pero no hay que confundirlo con lo otro. Los dioses no son solamente un interludio cómico para aliviar el tono. Es la forma en la que el público se los puede imaginar. Son superaristócratas.
P. Un personaje que llama la atención es Tersites, por ser el único plebeyo que toma la palabra. Pese a que lo que dice es perfectamente razonable, es maltratado por todos los personajes, incluso por el propio aedo, que lo describe de forma grotesca. ¿Por qué ocurre así?
R. El aristócrata griego se llama a si mismo kalòs kagathós que significa algo así como la excelencia, belleza y elegancia relacionada con la nobleza. En contraposición, el resto del mundo es feo e insignificante. Algunas de las clases altas más tardías se comportan de esa manera: el resto del mundo no es nada. Es un poco parecido a lo que Biden dijo del votante medio estadounidense: son basura. Tersites no es noble y por lo tanto es feo, grotesco y se atreve a alzar la voz e al rey de los aqueos. Odiseo, sencillamente, le golpea con un cetro.
»Lo curioso es que Homero nunca toma una posición del todo definida. Sí, deja claro que Tersites es vulgar y de clase humilde, pero por otro lado le confiere la voz de la razón. El resto de los allí presentes lo mira con aprobación, pero a la vez se ríen porque el sentido común viene de alguien como él. La metáfora está clara: puedes estar en lo correcto, pero debes conocer tu lugar: si no eres noble, cállate. Es así de terrible.
P. ¿Pudo ser Homero una mujer?
R. No puedo negarlo de forma tajante. Pero sí que te puedo decir que es casi seguro, a un 99%, que no lo fue. No hay ningún otro ejemplo de una mujer poeta de épica en la literatura griega antigua. Cuando se refirieron a él posteriormente en textos antiguos, ninguno dijo nada de que fuera una mujer. Creo que el nombre es un nombre real, y es masculino.
Personalmente creo que una mujer de entonces no haría énfasis en el amor entre dos hombres, entre Aquiles y Patroclo, que probablemente va más allá incluso que el existente entre Andrómaca y Héctor, ni tampoco en las escenas de batalla ni los valores bélicos.
¿Por qué multiplicar al genio?
P. ¿Pudo ser el autor de la Odisea diferente al de la Ilíada? A menudo se dice que la Odisea está impregnada de una sensibilidad que no se da en la historia sobre la cólera de Aquiles.
R. Una cosa es segura: la obra de la Odisea conocía la Ilíada, de modo que está escrita más tarde. Por supuesto que es posible que los autores fueran dos poetas diferentes. Pero no por el motivo de la sensibilidad. Shakespeare escribió El rey Lear, pero también Sueño de una noche de verano. La trama es diferente con disfraces, el tema del retorno al hogar... Pero yo pregunto: ¿Por qué multiplicar al genio?
P. Se dice que el tema principal de la Ilíada es la cólera de Aquiles, sin embargo Simone Weil razonó que de lo que trataba realmente era la naturaleza de la fuerza y las relaciones de poder.
R. Hay que tener en cuenta que lo escribió en un contexto muy particular, que fue definitorio para su punto de vista. La amenaza nazi y el uso inhumano de la fuerza que preponderó entonces guió su punto de vista. Por otra parte se equivoca repetidamente. Desde luego es una lectura impresionante, con muchas cosas llamativas, pero en muchas cosas no está en lo correcto. Tras la muerte de Héctor, el viejo rey Príamo aparece suplicante, perdiendo toda dignidad, para rogarle que le devuelva el cuerpo de su hijo. Es el momento supremo de la obra. Weil implica que Aquiles aparta al suplicante como si fuera un objeto, solo para argumentar que los hombres gobernados por la fuerza tratan a todos los demás como objetos.
»Pero si uno lee a Homero ve una historia completamente diferente. Aquiles, dice el poeta "aparta a Príamo con gentileza" e, inmediatamente, empieza a llorar recordando la muerte de Patroclo y su propio padre. El viejo rey llora también al mismo tiempo. Después, les pide a sus esclavos que le den mantas a Príamo, el líder de la ciudad que están asediando y le agarra de la muñeca para que no tenga miedo. Hay mucho más de eso en el poema de lo que cuenta Weil. Ella, hay que tener en cuenta también, no era una persona estable, tenía muchos problemas. Creo que los clasicistas son demasiado indulgentes con ella. Honestamente, pienso que mi libro es mejor.