El secreto del fuego
Henning Mankell
7 junio, 2007 02:00Henning Mankell camina en esta novela por la inestable cuerda floja de darle voz a una niña mozambiqueña víctima de la guerra. Las páginas que preceden al primer capítulo suscitan el recelo en el lector que tantas veces ha leído frases como la que inicia el libro: "ésta es mi historia, que quiero que permanezca viva en vuestra memoria". Sin embargo, El secreto del fuego rápidamente desvanece su escepticismo y le conquista gracias a sus méritos literarios, autenticidad y sobriedad. Sus logros: captar la psicología infantil que subsiste más allá de las diferencias culturales, desarrollar un tono íntimo que prescinde de florituras poéticas y mantenerse en una sobria descripción de los hechos sin caer en la denuncia panfletaria o la militancia sensacionalista. Además, destaca por su apenas perceptible y eficaz articulación literaria. La lectura tiene diversos ritmos. Por momentos es apresurada, las frases se atropellan entre sí y transmiten la persecución que sufre la protagonista. En otros, se ralentiza y consigue esa atmósfera de espera y detenimiento. Siempre la narración en un continuo.