EGN. Navarra, 2010. 116 pp., 14 euros. (a partir de 9 años)



Para despertar el amor a la naturaleza no hay nada como predicar con el ejemplo, y un verdadero mensaje de amor es el que transmite Jon, el niño protagonista de estas Noches de sapos, contando sus gozosas peripecias con la fauna de su entorno. Tiene a su favor una casa con jardín en Ituren, un pequeño pueblo en las montañas de Navarra, y unos padres ganados para la causa, capaces de dejar que una rama entre por la ventana para poder observar de cerca un nido con polluelos.



Comienza Jon declarando cómo cambió su vida tras leer Mi familia y otros animales de Gerald Durrel, y a la manera del eminente y singular naturalista, y con idéntica pasión, relata sus propias experiencias. La escritura sencilla y fresca hace pasar casi desapercibido lo estilizado de un lenguaje capaz de reflejar vivamente la riqueza del mundo natural. El celo con que Jon aborda sus investigaciones y se ocupa de la creciente población de su particular arca de Noé -sapos, conejos, erizos, murciélagos...- da lugar a situaciones que a menudo arrancan una sonrisa.



Como broche se adjunta un encantador cuaderno de campo con las ilustraciones de Jon de los Arcos a los 9 años que bien pudiera animar a otros niños a imitarle. Qué buenas migas hubiera hecho Gerald Durrel con un seguidor tan entusiasta.