El fulgurante mecanismo de la imaginación infantil aparece al descubierto y arranca una cálida sonrisa en este pequeño álbum, el primero como autor de Paul Hoppe, profesional de la ilustración. La anécdota es sencilla: Henry, un niño que pasea con su madre, encuentra un gran sombrero rojo en un banco y entusiasmado se imagina en situaciones cada vez más locas en las que el sombrero es clave. La intervención de su madre, que le hace ver que tal vez ese sombrero tenga dueño, es el punto de inflexión. Entonces su euforia se desinfla al descubrir las desastrosas consecuencias que sufren quienes no tienen el sombrero. Henry, generosamente, lo deja donde lo encontró.



La simetría perfecta de la estructura cierra con elegancia un argumento que apenas precisa texto; Hoppe lo lleva a su terreno y saca partido a la expresividad de unas imágenes bien secuenciadas, con dibujos de línea clásica y solo tres colores que realzan elementos sobre la página en blanco.



Los que se asoman a los libros se complacerán al reconocerse en esa montaña rusa de la imaginación que es su medio natural.