Ilustraciones de Chris Sheban, Juventud, 2012. 40 pp., 13 e. (A partir de 5 años)

Recordar a los más pequeños que un libro es algo vivo, un tesoro que por más que en lo material envejezca con los años, siempre contendrá una puerta a la fantasía que se abre cada vez que un lector lo toma en sus manos. Esta es la conclusión a la que llega Alicia, una niña cautivada por el gastado tomo verde de la biblioteca al que le faltaba la última página y que era despreciado por la mayoría de los chicos. La íntima relación entre la protagonista y el cuento, el dolor de la pérdida y la recuperación del mismo cuando ya parecía haber caído en el olvido encajan a la perfección con el tono nostálgico de las acuarelas, que nos transportan hasta el mágico escenario de la biblioteca y las fábulas que allí habitan.