Así se nos presenta, en un discurso eminentemente humorístico, a un padre encorbatadoque no abandona su envarado atuendo aunque no pise la oficina, o al abuelo viudo, que es el modelo de lo políticamente incorrecto y no para de hablarle a la tele como si fuera su difunta esposa. Pero tampoco la madre, a la que te puedes encontrar en el jardín con el pelo teñido de verde o un traje de neopreno, se librará de este original perfilado que salpica a todos y cada uno de los personajes. El punto culminante, cómo no, quedará reservado para el último capítulo en el que el joven se encuentra al fin con la nena, esa niña con "voz de espinacas" a la que tantas páginas ha dedicado, y que no tendrá nada que ver con la imagen que de ella nos habíamos construido.
Treinta y tres días antes de conocerte
28 febrero, 2014 01:00Así se nos presenta, en un discurso eminentemente humorístico, a un padre encorbatadoque no abandona su envarado atuendo aunque no pise la oficina, o al abuelo viudo, que es el modelo de lo políticamente incorrecto y no para de hablarle a la tele como si fuera su difunta esposa. Pero tampoco la madre, a la que te puedes encontrar en el jardín con el pelo teñido de verde o un traje de neopreno, se librará de este original perfilado que salpica a todos y cada uno de los personajes. El punto culminante, cómo no, quedará reservado para el último capítulo en el que el joven se encuentra al fin con la nena, esa niña con "voz de espinacas" a la que tantas páginas ha dedicado, y que no tendrá nada que ver con la imagen que de ella nos habíamos construido.