Tan singular pareja fue desde ese día la encargada de que se respetaran las normas en los jardines del lugar y, para delicia de todos los niños, estas consistieron en levantar la prohibición de subir a los árboles, pisar el césped o sencillamente, soñar. Soñar con ser un caballo aunque todo el mundo dijese lo contrario. Un relato en el que brilla el genial humor de Friot, para resaltar que es posible cambiar aquello que no nos gusta de nuestras vidas, además de ayudarnos a no juzgar por las apariencias.
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Image: Soy un caballo
Soy un caballo
Bernard Friot y Get Tessaro
11 noviembre, 2016 01:00Tan singular pareja fue desde ese día la encargada de que se respetaran las normas en los jardines del lugar y, para delicia de todos los niños, estas consistieron en levantar la prohibición de subir a los árboles, pisar el césped o sencillamente, soñar. Soñar con ser un caballo aunque todo el mundo dijese lo contrario. Un relato en el que brilla el genial humor de Friot, para resaltar que es posible cambiar aquello que no nos gusta de nuestras vidas, además de ayudarnos a no juzgar por las apariencias.