Ilustraciones de Rebeca Luciani. Ed. Faktoria. 48 páginas, 14€. (A partir de 7 años)

Pájaros taimados y pillos como el Cuco que abandona sus huevos en el nido del vecino, aves que nunca supieron volar y que, como el Dodo, "ya no son" porque desaparecieron. Ejemplares de gran planta y cola de balancín. Esdrújulos como la Oropéndola (que solo nombrarla nos evoca a las rimas de Rubén Darío) o pequeñas criaturas de Romancero como aquella Tortolica que cantaba en la Fontefida.



Todo un repertorio de aves que se hermanan con las letras del abecedario para conjugarse en perfecta simbiosis: cada letra un pájaro, cada poema un canto que celebra mediante la palabra y las magníficas ilustraciones, la asombrosa variedad del mundo avícola.



Un precioso poemario de Antonio Rubio -poeta y maestro durante cuarenta años- que nos invita a jugar desde el propio título, y combina ritmos, cadencias o registros para demostrarnos que belleza y conocimiento también pueden volar de la mano.