Novela

Donde los ríos cambian su curso

Mark Spragg

13 diciembre, 2000 01:00

Traducción de Daniel Aguirre Oteiza. Tusquets. Barcelona, 2000. 343 páginas, 2.500 pesetas

Borges envidiaba la vida del gaucho. Sus noches a la intemperie, bajo el frío de las estrellas; sus largas galopadas, hundiéndose hacia el ocaso; su valor sin alardes. Mark Spragg escribe que el vértigo de la velocidad sobre un caballo es una vía abierta hacia el Absoluto. Nacido en el estado de Wyoming, Spragg ha escrito unas bellísimas memorias sobre su infancia en el Rancho de los Sables Cruzados, un negocio familiar donde se organizaban rodeos y cacerías de osos para hombres de negocios y políticos de Nueva York.

Donde los ríos... (1999) está abonado por la nostalgia, pero ese sentimiento no transige con la falsificación del pasado. Ya de adulto, los paisajes de la niñez se revelarán como un territorio desolado. La "extensión de la naturaleza salvaje sin cercar más grande de EE.UU." es también el Estado donde porcentualmente se perpetran más suicidios. El viento azota sus altiplanos y la desesperanza se extiende por la región como una nube de semillas aventadas por el cierzo. Spragg afirma que está emparentado con el agua: "Soy descendiente de su sonido y su movimiento", pero ese lazo, que le vincula a la tierra como uno de sus frutos, no borra su escepticismo. Confiesa que los que todavía permanecen allí lo hacen por una "mezcla de inercia y curiosidad" y que sueñan con escapar a lugares menos solitarios.

Historia de un aprendizaje, Donde los ríos cambian su curso muestra una vez más el tránsito de la infancia a la madurez y la decadencia de un mundo arrasado por el tiempo. Sin la fanfarronería de Heminway ni la complejidad técnica de las novelas mayores de Faulkner, Spragg ha escrito unas memorias llenas de humor y lirismo. Su prosa recuerda al Capote de El arpa de hierba, pero en esta ocasión no es el Sur, sino el Medio Oeste el que revela su dimensión mítica, esa capacidad de trascender el marco geográfico para constituir un espacio donde todos podemos reconocer fragmentos de nuestro pasado y expectativas que pocas veces se cumplieron.