Image: Llévame contigo

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Novela

Llévame contigo

David Grossman

24 julio, 2002 02:00

David Grossman

Trad. Ana María Bejarano. Seix Barral. Barcelona, 2002. 539 págs. , 20 euros

Jerusalén se ha convertido en el escenario de un conflicto con un enorme potencial desestabilizador, pero bajo el estruendo de las bombas hay otra ciudad, donde se producen esas historias que, sin la mediación de la literatura, jamás revelarían su secreta trascendencia.

ése es el caso de Tamar y Asaf, dos adolescentes que se enamorarán al final de un viaje por el mundo de las drogas, la mendicidad organizada y la pequeña delincuencia. Una perra extraviada, Dinka, servirá de vínculo entre unos personajes acechados por la soledad y el miedo. La búsqueda de Asaf, encargado de devolver a Dinka a sus dueños, se confundirá con el plan de Tamar para salvar a su hermano de la mafia que lo explota. Durante el camino, irán surgiendo otras historias paralelas, pero igualmente imbricadas en la acción. Desde Teodora, una monja griega atrapada en una torre inundada de libros, hasta Leah, la dueña de un restaurante con la cara desfigurada por la cuchilla de unos hampones. En medio, la incomprensión entre las generaciones, el desarraigo de la adolescencia, la imposibilidad de construir la propia identidad. Todos estos elementos se irán acoplando, hasta tejer una trama sin hilos sueltos o digresiones gratuitas. El optimismo del desenlace no menoscaba un conjunto que mantiene su unidad en medio de la dispersión. La existencia de una intriga que va creciendo en intensidad contribuye a articular un relato, donde la anécdota apenas disimula el propósito de esclarecer las tramas que se anudan en el alma humana.

Al igual que su compatriota Amos Oz, David Grossman (Jerusalén, 1954) compatibiliza la ficción con el periodismo, asumiendo el papel de intelectual comprometido. La necesidad de escapar a las tensiones que sacuden a la sociedad israelí explica la ausencia de referencias a la actualidad política. Grossman entiende que lo esencial no está en los grandes acontecimientos, sino en esas vidas que se debaten entre la búsqueda de la libertad y el deseo de echar raíces. Aunque "el mundo está hecho de palabras", el silencio de un perro mirando a los ojos de su amo, puede ser más humano que una sociedad, cuya insolidaridad abona la exclusión y la marginación. Frente a ella, Grossman reivindica la capacidad de sacrificio de unos jóvenes dispuestos a arriesgar sus vidas, para salvar a otro de su adicción a la heroína.

Llévame contigo es una novela de aprendizaje, que utiliza los recursos de la picaresca y el melodrama. Su argumento, algo rocambolesco, adquiere credibilidad gracias a la habilidad de Grossman para manejar un lenguaje que, sin grandes alardes retóricos, impregna de verdad la ficción. Los protagonistas del relato buscan su lugar en el mundo. Unos lo encontrarán en la música, otros en la contemplación del firmamento, pero todos experimentarán la necesidad del otro para completar su yo. Asaf sigue el rastro de Tamar porque "necesita desesperadamente un copo de nieve con forma humana", algo con suficiente amor para llenar el vacío provocado por la pérdida de "la tierra pura de la infancia". Cuando todo concluye, descubre que la humanidad no es algo dado, sino que se adquiere a través de los otros. Es inevitable la lectura política: la esperanza sólo puede venir de nuestra disposición a ver en el otro la mitad que completa nuestro ser. En definitiva, una excelente novela que renuncia al pesimismo fácil de los que no encuentra nada noble en la condición humana.