Palomas en la hierba
Wolfgang Koeppen
6 noviembre, 2003 01:00Wolfgang Koeppen
La Alemania de posguerra era un país de caos y desesperanza, donde la vida humana no parecía menos casual y vulnerable que la de esas palomas en la hierba escogidas por Gertrude Stein para reflejar la precariedad del existir.Primer título de una trilogía injustamente olvidada, Wolfgang Koeppen (Greifswald, 1962-Mönich, 1996) recreó en este ciclo -que se completa con El invernadero y Muerte en Roma- las incertidumbres y contradicciones de una sociedad incapaz de asimilar un pasado impregnado de muerte y destrucción. Esta novela relata las peripecias de unos personajes que transitan por el Berlín de 1950, cuando el burdel, la casa de empeños y el mercado negro constituían la única posibilidad de supervivencia de una generación destrozada por la guerra. Koeppen no se muestra indulgente con sus compatriotas. La nostalgia del régimen nazi surge evocando la responsabilidad histórica y moral de una comunidad identificada con un proyecto de supremacía que incluía el exterminio de los "pueblos inferiores".
Influido por las innovaciones formales de Dos Passos, Joyce y Musil, la escritura de Koeppen se inscribe en esa prosa introspectiva y torrencial presente en Broch, Faulkner o Lobo Antunes. Koeppen mantiene la tensión durante toda la novela, sin permitir que la voluntad de estilo ahogue a los personajes. El lirismo que cristaliza en metáforas deslumbrantes no malogra la caracterización psicológica. Su estudio del fracaso y del éxito a través de Edwin, escritor anglosajón al que el reconocimiento no ha salvado de la insatisfacción, y Philipp, un poeta alemán sin obra ni perspectivas de superar su carencia de ideas, no es menos perspicaz que su indagación sobre el amor y el erotismo. Casada con Philipp, Emilia desprecia la vocación de su marido, pero el fracaso les mantiene unidos en una relación donde sólo perdura "la desesperación erótica". La historia de Carla, joven viuda de un oficial alemán, y Washington, soldado negro del ejército norteamericano, también esta marcada por el desgarro. Washington representa la oportunidad de emprender una nueva vida en esa América próspera que contrasta con la miseria del viejo continente, pero la posibilidad de alumbrar un hijo mestizo repugna a una mujer educada en el desprecio racial.
El protagonismo del relato no descansa sólo en esas vidas rotas, sacudidas por la crisis moral e intelectual. Novela extraordinaria, que desde su inicio nos subyuga, Palomas en la hierba nos recuerda el viejo adagio aristotélico según el cual la verdad no hay que buscarla en la historia, sino en la poesía y el mito.