La expulsión del infierno
Robert Menasse
25 noviembre, 2004 01:00Robert Menasse. Foto: Alianza
La tragedia de los judíos europeos se ha convertido en una referencia permanente de la cultura contemporánea. Robert Menasse (Viena, 1954) ha fundido dos planos temporales para recrear el estigma de pertenecer a una comunidad maldita.Víktor Abravanel ejerce la docencia en la Universidad de Viena y estudia el pensamiento de Spinoza. Durante una cena evoca la militancia nazi de sus antiguos maestros. Al explicar su comportamiento a una amiga reconstruye la genealogía del antisemitismo. Su conversación se mezcla con la historia de Samuel Manasseh, que huye de las persecuciones en Portugal para inmiscuirse en la política de Cromwell, consiguiendo que acoja a los judíos en Gran Bretaña. Menasse investiga la constitución de la identidad, la necesidad de conseguir la aprobación ajena o la urgencia de borrar los vínculos con una tradición que impone el desprecio y la exclusión. Víktor conoció el odio al diferente en su infancia, cuando golpeó a un compañero judío. La humillación deshumaniza y justifica la agresión. El dolor rebaja a la víctima y estimula al agresor a continuar con la violencia. La obligación de expiar estos crímenes exime del secreto de confesión. El sacerdote que denunció a los que acudieron a su confesionario para sincerarse sobre su implicación en fusilamientos y matanzas salvó a la humanidad con su gesto, restituyó la justicia ultrajada. La conciencia de pertenecer a una comunidad sometida a interminables vejaciones inculca la sumisión que explica el Holocausto. Manasseh crece en el siglo xvii, pero su trayectoria prefigura la de esas columnas de deportados que aceptan la autoridad de un único soldado. Es la impotencia asumida e interiorizada como fatalidad histórica. Sin embargo, la pérdida de autoestima no excluye el sentimiento de formar parte del pueblo elegido. Los judíos tal vez no sean los favoritos de Dios, pero sí son los escogidos para encarnar la experiencia del sufrimiento extremo. Víktor contempla el televisor desde pequeño: sus imáge- nes son el recordatorio de la hostilidad del mundo. De adulto no soportará que sus compatriotas finjan que el nazismo no concierne a Austria. Al igual que Bernhard, escarnece la memoria histórica de una nación que superó la mala conciencia reinventándose los hechos.
Menasse asocia la peripecia histórica a la individual. El exterminio de los judíos afecta a cada ser humano, comprometiendo su felicidad. Después de Auschwitz, no estamos más lejos del mal, sino más cerca. Hemos traspasado una puerta más. La expulsión del infierno es una novela extraordinaria, que recrea las tensiones de una Europa incapaz de aceptar el lastre del genocidio. La escritura de Menasse es un ejercicio de comprensión que nos aproxima al conocimiento de una época donde el otro se convirtió en algo insoportable. Pensar en ese conflicto es la condición necesaria para que no prospere la oscuridad.