Novela

La crin de Damocles

Javier Pérez

8 junio, 2006 02:00

Javier Pérez

Premio Azorín. Planeta. Barcelona, 2006. 368 páginas, 20 euros

La existencia de una literatura popular, concebida para seducir a un amplio número de lectores, es síntoma de vitalidad cultural. De hecho, de la capacidad de seducción de ciertos libros dependerá en gran medida la curva ascendente de nuestros índices de lectura.

La irrupción de nuevos nombres en las listas de los más vendidos es otro dato para el optimismo: se renueva la nómina de seductores. Lo que llama la atención de los últimos tiempos es que un buen número de autores recién aparecidos, con escasa o ninguna bibliografía en su haber, escogen para su primera novela una fórmula capaz de esa seducción en masa. Autores que en su primera apuesta optan por un caballo ganador: historias escapistas, con los ingredientes esenciales de la intriga y el suspense, escritas con técnicas más o menos folletinescas, plagadas de personajes más o menos prototípicos y muy a menudo situadas en épocas históricas que aporten un plus al lector inquieto. Si además, al producto se le impulsa con la concesión de un premio de renombre, el número de lectores -de ejemplares vendidos- se multiplica.

Vista desde esa óptica, la novela que ganó el último Premio Azorín es un caso curioso. Para empezar, es la primera vez desde que Planeta se hizo cargo del prestigioso y veterano galardón -ya doce ediciones de las treinta de su historia-, que recae en un autor novel: Javier Pérez, zamorano, de 36 años. Y la novela premiada es, si debemos hacer caso a los últimos grandes éxitos del mundo editorial, un caballo ganador: negra e histórica. Su trama recrea, con notable rigor histórico, la Alemania de los deprimidos pero bulliciosos años 20. Por ella deambulan por lo menos una docena de personajes históricos cuidadosamente trazados. Y junto a éstos, otras tantas criaturas de ficción que dan forma a una trama sugerente desde el comienzo: un comisario llamado Möller consigue detener a Adolf Hitler en un Munich en el que conviven la ocupación militar, la crisis económica posterior a la Primera Guerra Mundial y una oleada de crímenes cuya resolución nos deparará sorpresas hasta la última de sus casi cuatrocientas páginas.

La historia está contada con asepsia casi periodística, aunque se aprecia un gran esfuerzo por parte del autor en la documentación histórica, en la recreación de los personajes, reales o no, en el planteamiento de las situaciones e incluso en la voluntad de captar al lector y hacerle disfrutar por encima de todo. Pero, del mismo modo, se percibe que el reto es demasiado grande. No le hubiera sentado nada mal a esta ambiciosa trama un autor más bregado, con más horas de vuelo, con más recursos y estilísticos y acaso con más pasión a la hora de defender lo que cuenta. Con más oficio, en suma. Claro que el oficio se aprende escribiendo y a Pérez no le van a faltar ni lectores ni motivos para seguir publicando.