No entiendo el mundo árabe
Tahar Ben Jelloun
19 junio, 2008 02:00Ben Jelloun intercala algunos de sus artículos para comentar el terrorismo, la invasión de Iraq y Afganistán, la inmigración, el racismo. Partidario de la integración y no del multiculturalismo, Ben Jelloun intenta deshacer los estereotipos que han empañado la imagen de los países musulmanes. Meriem y Lydia consideran a Fattuma una víctima de la manipulación, pero Ben Jelloun entiende su posición como el fruto de un malestar que sólo se ha aplacado con la mediación de la fe. Frente al resto de los personajes, algo esquemáticos, Fattuma representa el anhelo de autoestima que comparten todos los jóvenes del Magreb y Oriente Medio. El giro hacia la intolerancia no es un rasgo del Islam, sino un peligro real de las democracias incapaces de promover valores con la fuerza necesaria para constituir una identidad individual y colectiva.
El diálogo entre Mariem, Lydia y María es mucho menos creíble que las manifestaciones de Fattuma, donde se aprecia el legítimo resentimiento de un agravio histórico con raíces seculares. Sin mucha inspiración, algún publicista ha asimilado el terrorismo suicida con el pensamiento mágico y la pulsión de muerte. Fattuma parece más perspicaz: morir por una causa (justa o no) es una rebelión contra un presente incapaz de resolver sus conflictos. El problema es que la muerte (propia o ajena) no resuelve nada, pero si lo que se pretende es comprender el mundo actual conviene preguntarse por qué la violencia se ha convertido para muchos en un motivo de esperanza y dignidad.