Image: La patria de todos los vascos

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Novela

La patria de todos los vascos

Iban Zaldua

4 diciembre, 2009 01:00

Iban Zaldua. Foto: Justy García Koh

Lengua de Trapo, 2009. 144 páginas, 15’20 euros


He aquí otra novela corta de Iban Zaldua (San Sebastián, 1966), publicada hace un año en lengua vasca y traducida ahora por el propio autor. La historia es muy simple: un profesor vasco es invitado por la Universidad de Anchorage, en Alaska, para impartir allí durante un semestre clases de lengua y cultura vascas. Deliberadamente aislado de cualquier noticia o correspondencia con amigos y colegas de su tierra natal, encerrado con un exiguo grupo de alumnos, el profesor Joseba Anabitarte va desplegando ante ellos, merced a un arranque lúdico que poco a poco va complicándose, una historia fantástica del País Vasco, de su origen, su literatura y su situación actual, con una floreciente república vasca independiente cuya única lacra reside en las acciones de un grupo minoritario y violento -la organización armada Euskadi Por La Integración- que buscan por todos los medios una unión con España. Estos breves apuntes bastan para sugerir que nos encontramos ante un relato satírico -como sucede en la mayor parte de las obras precedentes del autor- acerca del nacionalismo exacerbado, del inútil y pintoresco falseamiento de la historia -convertida a menudo, gracias a unas pocas omisiones y alguna tergiversación, en relato de ficción para gentes ignaras- y del aislamiento social, del que la estancia del personaje en Anchorage es tan sólo un símbolo transparente.

La idea es excelente y se prestaba a un desarrollo más pormenorizado, pero el relato parece en muchos casos amputado, reducido a unas notas luego desaprovechadas. Así ocurre con las fichas de los doce alumnos elaboradas por Josefa, encaminadas a plantear unos retratos de personajes que inmediatamente se desvanecen o no tienen apenas función en el relato; o con el folleto universitario sobre el acoso sexual -reproducido en otro tipo de letra, al igual que el programa y los guiones del profesor-, sin más objetivo que el puramente paródico, donde, además, se deslizan expresiones inanes del tipo de "alumnos/ as, trabajadores/ as, y profesores/ ras" (p. 44) inexplicables en un texto escrito en inglés que supuestamente se traduce. Un semestre de actividades docentes en la remota Universidad de Alaska daba para mucho más, pero Zaldua, escritor bien dotado para la literatura satírica, denota aquí un aliento muy corto y, para el asunto planteado, insuficiente. Lástima, porque a nuestra novelística le vendría bien un Swift, que, sin más esfuerzo que mirar a su alrededor, encontraría motivos abundantes de inspiración. La historia que plantea Zaldua está inicialmente repleta de posibilidades, sólo que viene a ser como esas sinopsis previas al guión cinematográfico que únicamente ilustran acerca del tema y la tonalidad de la obra futura. Pero la eficacia satírica de una narración que, como ésta, se inserta en el marco temporal de un semestre, no radica tan sólo en apuntes, sugerencias y rasgos aislados, por penetrantes que estos sean, sino en la solidez de la armazón constructiva, en la coherencia de sus elementos, en el mantenimiento de una estructura sin componentes inertes, y esto exige casi siempre una escritura que no deje tantos cabos sueltos como flotan en La patria de todos los vascos.