La patria de todos los vascos
Iban Zaldua
4 diciembre, 2009 01:00Iban Zaldua. Foto: Justy García Koh
La idea es excelente y se prestaba a un desarrollo más pormenorizado, pero el relato parece en muchos casos amputado, reducido a unas notas luego desaprovechadas. Así ocurre con las fichas de los doce alumnos elaboradas por Josefa, encaminadas a plantear unos retratos de personajes que inmediatamente se desvanecen o no tienen apenas función en el relato; o con el folleto universitario sobre el acoso sexual -reproducido en otro tipo de letra, al igual que el programa y los guiones del profesor-, sin más objetivo que el puramente paródico, donde, además, se deslizan expresiones inanes del tipo de "alumnos/ as, trabajadores/ as, y profesores/ ras" (p. 44) inexplicables en un texto escrito en inglés que supuestamente se traduce. Un semestre de actividades docentes en la remota Universidad de Alaska daba para mucho más, pero Zaldua, escritor bien dotado para la literatura satírica, denota aquí un aliento muy corto y, para el asunto planteado, insuficiente. Lástima, porque a nuestra novelística le vendría bien un Swift, que, sin más esfuerzo que mirar a su alrededor, encontraría motivos abundantes de inspiración. La historia que plantea Zaldua está inicialmente repleta de posibilidades, sólo que viene a ser como esas sinopsis previas al guión cinematográfico que únicamente ilustran acerca del tema y la tonalidad de la obra futura. Pero la eficacia satírica de una narración que, como ésta, se inserta en el marco temporal de un semestre, no radica tan sólo en apuntes, sugerencias y rasgos aislados, por penetrantes que estos sean, sino en la solidez de la armazón constructiva, en la coherencia de sus elementos, en el mantenimiento de una estructura sin componentes inertes, y esto exige casi siempre una escritura que no deje tantos cabos sueltos como flotan en La patria de todos los vascos.