Cuadrante Las Planas
Willy Uribe
21 mayo, 2010 02:00Willy Uribe. Foto: Miguel Toña
La anécdota se centra en las peripecias de Sera Idókiliz Gandiaga. A este joven medio gallego medio vasco le echan de la casa donde vive en Las Planas, un lugar desértico de difuso emplazamiento hispanoamericano, y emprende un enloquecido viaje por espacios espectrales, envuelto en sucesos inhabituales y rodeado de gentes misteriosas, en busca del mar. En la trama se superponen mafias implacables, mexicanos a la búsqueda de tumbas mayas, salvajes perros que devoran a los humanos, un misterioso viajero dálmata, dueño de un valioso atlas medieval, que da pie a hablar de la ciudad croata de Zadar, síntesis de viejas culturas...
Sera es una especie de Ulises que busca regresar a su Ítaca natal, Bilbao, de donde huyó por miedo a las consecuencias de haber salvado la vida a un policía en un ataque de la kale borroka etarra. Dicho así de qué va la novela (y dado por bueno que haya entendido bien su argumento), debo puntualizar que nada ocurre con tal claridad. Todo procede de una asociación desrealizante de anécdotas dispersas, y ni siquiera es seguro que el episodio seminal, el del policía, sea cierto, pues las páginas finales, situadas en un Bilbao con curiosas notaciones costumbristas, parecen desmentir los indicios conocidos antes.
Me resulta difícil decir de qué habla esta difusa materia. El trazado general apunta a una historia de exilio provocada por la terrible fuerza coercitiva del fanatismo. La peregrinación de Sera tiene una causa principal, la violencia, y la novela entera está concebida como un difuso magma de violencias, temores, horrores, sinsentidos e irracionalidad. Willy Uribe construye una alegoría de la barbarie que alcanza dimensión universal al emparejar el escenario luciferino de América y del País Vasco. Para contar esa impresión, no le sirve al autor el realismo testimonial e imagina, como alternativa, un paisaje dantesco de caracteres visionarios del cual deja estelas sin detalles ni orden. La novela se inspira en procedimientos alegóricos, reitera enigmáticos símbolos, descoyunta los parámetros espacio temporales, cultiva el irracionalismo y se entrega a figuraciones surrealistas y a una imaginería quizás surgida del manantial de la psiquedelia.
Willy Uribe insinúa la espantosa realidad de un mundo paranoico del que resulta difícil o imposible escapar. Esta expresionista representación busca un impacto moral y no pretende un relato placentero. La fuerza visual de algunas potentes imágenes y el sugerir sin explicitar son virtudes de esta sugestiva novela, pero le falta un mínimo de amenidad y exige esfuerzos de lectura excesivos.
ALGO PERSONAL
-¿Por qué su relato resulta tan difícil a veces?
-En mis libros busco que el lector se sienta a gusto, al menos en lo que se refiere a la trama. Esta novela tiene una estructura más complicada que las otras. Si he puesto las cosas difíciles al lector en algunos tramos es por falta de pericia. Tengo que afinar más.
-¿Y por qué ha disfrazado que Las Planas es Euskadi, por miedo o por libertad?
-El miedo es lo de menos, da igual que lo tenga o no lo tenga. Vivo aquí, respeto a mis vecinos y quiero expresarme.