Image: Memorias de un hombre feliz

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Novela

Memorias de un hombre feliz

Darío Jaramillo

16 julio, 2010 02:00

Darío Jaramillo. Foto: C. Sigüenza

Pre-Textos. Valencia, 2010. 308 páginas, 20 euros


Podría decirse que esta obra del escritor colombiano Darío Jaramillo (Antioquia, 1947) es sobre todo el relato detallado de una venganza sin castigo y de un "crimen perfecto" en el seno de un matrimonio de la más selecta sociedad bogotana. Un hecho que -parece insinuar el autor- no resulta descabellado cuando la vida transcurre en un territorio excepcional y caótico en el que, o no existe la ley, o no se cumple. Arrancando desde sus años universitarios en los Estados Unidos de 1964, se nos cuenta en la vida de un homicida "feliz", Tomás, importante ingeniero industrial, al que se describe como metódico, racional, adicto al trabajo y aficionado a la colección y reparación de relojes antiguos; un hombre que decide escribir treinta y cuatro años después, en 1998, unas memorias/confesiones en las que informa al lector de los motivos que le llevaron a asesinar a su poderosa y controladora esposa Regina García tras veinticinco años de matrimonio. Frente a la equivocidad del lenguaje y los comportamientos humanos, Tomás ama su trabajo, pero sobre todo el lenguaje preciso, unívoco e indiscutible de las máquinas, razón por la cual su vida ha consistido en hacer de su empresa "carne de su carne". Una vez que sus dos hijos se independizan, toma conciencia de hasta qué punto su esposa lo había ahogado y anulado, incluso invadido, transformándolo en poco más que un honorable "huésped" o "un líquido que adapta su forma al recipiente que lo contiene". Dominación sutil, "manipulación con arte", por la que decide envenenarla gradualmente, acto que presenta y justifica ante el lector, sin arrepentimiento, como legítima defensa.

Ésta es una novela densa, honesta, y hábilmente construida, aunque su carácter lineal y moderado privará al lector de grandes relieves, cambios de ritmo o sorpresas narrativas eficaces. El libro es, sin embargo, un gran retrato de la banalidad de la sociedad esnob bogotana y sus reuniones sociales, y ahí aparece uno de los mejores ingredientes de la obra: el descubrimiento, entre líneas, de una fina ironía y sentido del humor, donde todo apuntaba, inicialmente, a un texto tan serio y solemne como el modo de ser del protagonista. Desliza también Jaramillo gran erudición en el análisis de la medición y naturaleza del tiempo a través de las opiniones de los diferentes filósofos y pensadores. Un texto sólido, que sabe mantener sin desmayos la atención y curiosidad del lector.