Mercedes Cebrián

Mondadori. Barcelona, 2011. 145 páginas, 15'90 euros



He aquí una escritora con notables dosis de originalidad. Entre los autores que no han sobrepasado la cuarentena, Mercedes Cebrián (Madrid, 1971) destaca por ajustarse más que otros a uno de los principios canónicos de la literatura: la facultad de ofrecer ángulos nuevos de la realidad, miradas imprevistas y asociaciones verbales capaces de lograr aquello que Fernando de Herrera atribuyó a la poesía como algo primordial: que, merced a la especial manipulación del lenguaje que el autor practica, las cosas comunes parezcan nuevas. La nueva taxidermia acoge dos novelas cortas: "Qué inmortal he sido" y "Voz de dar malas noticias". El formato de la novela corta, que cuenta con cimas insuperables en la tradición literaria, no es casual; era el único adecuado a los planteamientos narrativos de la escritora, ya que las acciones externas presentadas en el relato con la mayor naturalidad -a base de una técnica que podría calificarse de hiperrealista- son simples apuntes inconexos que, en conjunto, rozan la inverosimilitud, porque lo importante es que se trata de formas para representar ideas. Dicho de otro modo: el propósito consiste en transmitir contenidos abstractos -la soledad, la timidez, la añoranza, la incertidumbre- mediante el relato de historias concretas con información mínima.



En la primera novela, los esfuerzos de la narradora por reconstruir el escenario material, a manera de decorado teatral o cinematográfico, de una fiesta recordada de su juventud, no hacen más que expresar el deseo de retener el pasado, de impedir su definitiva extinción, de rehacer artificialmente unos momentos sentidos ahora como irrenunciables y felices. A este propósito corresponde con exactitud el título general del volumen, ya que la narradora opera como los taxidermistas cuando tratan de conferir a los animales muertos, mediante una oportuna reconstrucción, el mismo aspecto que tenían en vida. En "Voz de dar malas noticias", Belinda se construye unos muñecos, cada uno de ellos con su propia personalidad, tras los que se oculta y de los que se sirve para expresarse, utilizando la ventriloquia y eludiendo de este modo manifestarse por sí misma gracias al uso de voces vicarias. Si hubiera que buscar puntos de referencia en nuestra narrativa actual, habría que decir que estas historias insólitas, ajenas a la experiencia de cualquier lector pero relatadas como si fueran sucesos cotidianos, recuerdan los planteamientos narrativos de algunas novelas de Javier Tomeo, aunque el desarrollo posterior y el estilo sean dispares.



La levedad de las anécdotas y el esquematismo de muchas informaciones no podrían sostener estas historias de no ser por el estilo narrativo en que se apoyan; un estilo repleto de fórmulas y giros agudos y desenfadados, ajeno a los rutinarios esquemas periodísticos y televisivos en que se anega buena parte de la novelística actual, y que brilla especialmente en algunos pasajes: el desmantelamiento del bar (p. 42) o la reflexión sobre los recuerdos (p. 69) en "Qué inmortal he sido"; las páginas sobre la soprano (pp. 89-91) o sobre los "padres de pueblo" (p. 121) en "Voz de dar malas noticias", por señalar tan sólo algunos puntos concretos entre muchos posibles. Hay en La nueva taxidermia una escritora con dotes suficientes y un embrión de novelista que puede ir a más. Todo dependerá de ella.

PALABRA DE AUTORA

-¿Por qué el mismo título, La nueva taxidermia, sirve igual para dos historias tan claramente diferenciadas como las de su libro?

-De hecho, lo que me complicó al principio fue hallar un término que conectara esas dos historias y lo encontré en la referencia a la taxidermia, la actividad que desarrollan a su manera las dos protagonistas: dar apariencia de vida a lo que ya la ha perdido, relacionarse con lo muerto como si aún viviera.

- La crítica que hace a la acumulación fútil de "cosas", ¿esconde una denuncia política? ¿Suele introducir la política en sus libros?

- En principio no tengo la conciencia, cuando estoy escribiendo, de hacer crítica política. Pero es cierto que, como narradora no estoy fuera del mundo mirando lo que hacen los terrícolas. Estoy dentro de la sociedad de consumo, como todos, y hablo de ello, lo desvelo, y así, de algún modo, puede después leerse como crítica política.

- Wikipedia dice que pertenece a la "generación nocilla". ¿Es así?

-Lo más curioso es que mi entrada en Wikipedia la hice yo y alguien añadió eso. No sé con qué fin. Hay puntos de intersección, claro, como el interés por hablar del mundo contemporáneo.