Image: Oxford 7

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Novela

Oxford 7

Pablo Tusset

29 abril, 2011 02:00

Pablo Tusset. Foto: K. Johansen

Destino. Barcelona, 2011. 263 páginas. 17'50 euros.


Desde la aparición de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán (2001), las novelas de Pablo Tusset (Barcelona, 1965) han apuntado una línea de humor y sátira descoyuntada poco frecuente entre nosotros, sobre todo si se compara con su auge en otras literaturas europeas. Oxford 7 recorta mucho esa faceta humorística y se sitúa, además, en el terreno de la narrativa de anticipación -que a veces se confunde con el de la llamada ciencia-ficción-, escasa igualmente en la literatura española, a pesar de relatos ya clásicos como los de "Clarín" ("Cuento futuro"), Madariaga ("La jirafa sagrada") o Pedro Salinas ("La bomba increíble"), además de incursiones ocasionales en el género por parte de otros autores (Tomás Salvador, Torrente Ballester, Elia Barceló, etc.) y de novelistas difundidos en colecciones populares, como Domingo Santos o Juan José Plans. Y aún podría dedicarse un recuerdo a las creaciones, hoy arqueológicas, de Jesús de Aragón o del "Coronel Ignotus" (José de Elola), consumidas durante el primer tercio del siglo XX. Oxford 7 participa de los elementos de la literatura de anticipación -sus acciones se sitúan en el año 2089- y ofrece numerosos elementos propios de la ciencia-ficción: naves espaciales, comunidades humanas alojadas en diversos planetas -de los que "Earth" es tan sólo uno más, que conserva ciudades y edificios "vigésimicos"-, lluvia artificial, jardines hidropónicos, artefactos técnicos de extremada complejidad en cuya descripción minuciosa derrocha el autor inventiva e ingenio, pero, sobre todo, una transformación de hábitos y valores que afecta a todos los modos de la existencia.

Es en este aspecto donde el humor satírico de Pablo Tusset despliega sus mejores virtudes. En el campus de Oxford 7 brilla una adaptación del antiguo lema norteamericano, convertido ahora en "In Gold We Trust"; la moneda es el eurodólar; no existen médicos, sino "ingenieros sanitarios"; hay Facultades universitarias, patrocinadas por grandes firmas comerciales, como Apple y Coca-Cola, de Ingeniería Sexual, de Artes Plásticas Precomputacionales, de Ingeniería Emocional, y cátedras de Pintura Plana, Emotividad Diferencial, Heavy Metal Precomputacional y otras materias igualmente sorprendentes. Ahora bien: existen también muchos instrumentos que, como los chips subcutáneos, parecen hechos para facilitar la vida diaria en pagos, gestiones e información médica inmediata y, sin embargo, son medios formidables de control del ciudadano, de su vida, sus acciones, su relación con los demás y hasta sus deseos. El esbozo de este sistema de vigilancia universal y exhaustiva, mucho más perfecto y aniquilador que el imaginado por Orwell en 1984, proporciona a la novela de Tusset cierta arista trascendente, un tanto emborronada por el matiz chusco de muchos pasajes y por lo confuso de la historia, organizada en torno a una misteriosa misión que ciertos enviados de Oxford 7 deben realizar en una Barcelona futurista, posterior a la Toma de la Boquería, donde el único valor que sobrevive, inmune al tiempo y a la destrucción, es el Barça -con su negocio de venta de camisetas y cachivaches diversos-, y donde el poder se halla en manos de los antisistema, que, en connivencia secreta y mediante un pacto con las autoridades municipales, ocupan como residencia el antaño noble edificio del Liceo, capitaneados por un Francisco Asis cuyo nombre, lejos de evocar al creador medieval de la Orden Franciscana, designa (A-Sis) a los nuevos rebeldes.

Hay ingenio en muchas páginas de Tusset, cierta melancolía implícita ante una Barcelona degradada y también un deliberado freno a cualquier tentación de convertir la historia en fábula trascendente. La obra está escrita con agilidad y no libre de descuidos: "ese área" (p. 11), "el límite está nítidamente delimitado" (p. 21), "estoy en la sala de juntas en dos minutos" (p. 23), "separa y junta por tres veces las yemas" (p. 35), "los destellos multicolor" (p. 70), "podéis largaos de aquí" (p. 253) o el catalanismo "se aguanta" (p. 186) por "se sujeta".

PALABRA DE AUTOR

-¿Qué queda del autor de Lo mejor que le puede pasar...?

-Siempre queda algo. Empecé a escribirlo hace 12 ó 13 años, así que está a unos quince años de distancia de mi presente. Pero subsiste mi voluntad de vivir según mis propias normas.

-¿Qué ventajas tiene la CF para retratar la realidad? -Facilita la creación de un mundo completamente controlado por el autor, tan alejado de la realidad como le parezca oportuno. Es, en ese sentido, una especie de cultivo de laboratorio...