Alhulia, Granada, 2011. 378 pp. 19 e.

Llueve sobre Singapur, sí, llueve en los confines de la Malaysia, llueve con la fuerza de las mareas, de los espíritus de los ancestros milenarios, llueve con el poder recurrente de la naturaleza, del dios de la lluvia que gobierna los cielos y los mares."



Así, torrencialmente, arranca esta novela poco común dentro de la narrativa española actual; una novela poética, en la que el autor describe las complejas peripecias de sus personajes, un grupo de hombres y mujeres al límite, vapuleados por pasiones comunes y entrelazados por lo que algunos llaman destino y otros azar.



Francisco Rodríguez Tejedor (Sacecorbo, Guadalajara, 1957) es poeta y la poesía se presenta en las páginas de El día que fuimos dioses en forma de monólogo circular, donde una potente voz prima empareja los discursos de cada uno de los miembros del coro narrativo, tanto en Singapur, como en Sevilla, Madrid, Toledo, Hong-Kong, Tokio, Ámsterdam, Pekín... eliminando cualquier impulso vanidoso al borrar las diferencias de clase, de raza, idioma o religión, presentando al hombre genérico solo, vulnerable, roto de desamor. En este contrapunto de emociones telúricas, la vida y los poemas de Machado dictan su cadencia, amortiguando la belleza en el paisaje del Cela de La Colmena. Rodríguez Tejedor es muy consciente de sus deudas literarias y las saluda al final, en la nota de agradecimientos, aunque tal vez le faltó mencionar las reminiscencias del Zaratustra de Nietzsche y algún que otro detalle que lo acerca a filmes de culto como Seis grados de separación o Veintiún gramos pero, ahí están, por suerte para nosotros.