Marlon Brando en La ley del silencio (1954)
"El cine es un arte de puntos culminantes. Tiene que abarcar cinco o seis secuencias… La novela es un arte de momentos altos, medios y bajos y, aunque creo que nunca deberá pasarse por alto su forma, se trata de una forma a la cual cerramos la puerta de entrada sabiendo muy bien que se colará por la ventana en cuanto la dejemos abierta". La apreciación corresponde a Budd Schulberg (Nueva York, 1914- 2009)y está incluida en la Introducción a la novela La ley del silencio (1983) que se acaba de traducir. Efectivamente, se trata de la adaptación narrativa del guión de la película del mismo título (On the Waterfront en el original) escrito por el propio Schulberg y que le valió el Óscar en la edición de 1955 (la película recibió otros siete premios Óscar: película; director -Elia Kazan-; actor -Marlon Brando-; actriz de reparto; guión original; montaje; dirección artística (B.N.); y fotografía (B.N.); sin olvidar que la banda sonora de Leonard Bernstein también fue candidata).La novela es una adaptación bastante fiel del guión -tanto en sentido literal como figurado-de la película. Terry Malloy se gana la vida en el puerto de Nueva York y pasa el tiempo viendo volar a sus palomas. Pudo haber sido un gran boxeador, pero todo terminó al verse envuelto en el oscuro amaño de un combate que propició el mafioso Johnny Friendly. Es Friendly, precisamente, quien controla el mundo -submundo podríamos decir- de los estibadores mediante acciones tan violentas como arbitrarias. A él se opone el padre Barry, pero apenas si puede hacer algo, pues en los muelles los chivatos tienen sus días contados pese a que "lo que para ellos es chivar para vosotros es decir la verdad por vuestro bien. ¿Caray, no lo veis? ¿No sois capaces de verlo?" se esfuerza en vano el cura, desconociendo, como explica Runty, que "En los muelles siempre hemos sido ese y eme" (p. 197, "sordos y mudos"). Todo cambia cuando aparece en escena Katie Doyle, hermana de Joey, una de las víctimas de Friendly, de la que Terry se ena-mora perdidamente: "Bastaba verla para quererla, para confiar en ella, para desear cuidarla. ¡Cristo! Un bribón como él no tenía derecho ni a estar en la misma habitación con una chica así. Ni en el mismo mundo" (p. 313). La declaración judicial de Terry en contra de Friendly, quien "había hecho de los muelles de Bohegan un espectáculo unipersonal... y un matadero" (p. 370), conducirá al previsible fatal desenlace. En la película Terry es brutalmente apaleado pero cuenta con el apoyo de sus compañeros; en la novela el final de Terry es bastante más trágico.
Además de teorizar sobre la singular y compleja relación entre cine y literatura, Schulberg, en la Introducción, también menciona ciertos aspectos exclusivamente inherentes a la redacción de la novela y su origen. No hubiera estado de más que mencionara cómo todo se inicia con el guión de Arthur Miller, The Hook, que Miller se negó a "readaptar" siendo precisamente este asunto el germen de su posterior enfrentamiento con Kazan. Pero todo eso es historia. Lo que ahora encontramos es una obra de corte proletario muy al estilo de Las uvas de la ira, de John Steinbeck, pero con una mayor vocación lírica como se aprecia ya con la primera frase: "Desde los mugrientos atracaderos del pueblo de Bohegan, por encima del río Hudson, pequeños cuadros de luz llegaban a toda la metrópoli portuaria." (p. 19).
No he utilizado el término "naturalista" al calificar la novela de forma deliberada, pues en ella no encontraremos el fatalismo típico del género -recordemos a Dreiser o Norris-. A fin de cuentas,Terry es un personaje que logra superar el determinismo social, lo que ya en sí mismo le convierte en héroe, y logra forjar su propio destino aunque este se encuentre en un barril lleno de cal. El personaje del padre Barry, sus acciones y actuaciones para librar y concienciar a los más oprimidos, parecen evocar aquellas de Jim Casey en Las Uvas de la Ira. Está narrativamente diseñado como contraposición al de Friendly de forma que se potencie la decisión de Terry, quien tiene que optar entre el bien y el mal. Indudablemente la participación de Katie -como personaje menos importante en la novela que en la película- resulta fundamental en la decisión final; pero de alguna manera, la figura de Terry se convierte en una suerte de "redentor" en la novela. Y si ello es así es por la participación coral del resto de personajes, determinantes en el desarrollo de la acción. Lo que resulta complicado -a mí me ha resultado imposible- es desligar el personaje de Terry de la interpretación, magistral, de Marlon Brando. Su voz, singular e irrepetible, nos acompaña en la lectura de cada línea.