Con un arranque como éste, un puñado de pistas que señalan a más sospechosos que páginas tiene el libro (y no son pocas), la trama acaba seduciendo al lector, atrapado por pistas, fragmentos y piezas que parecen no conducir a ninguna parte pero que acaban sorprendiendo al desvelar la verdadera personalidad del asesino, un hombre equilibrado, ordinario, de rostro "esencialmente olvidable", dueño de una maldad y rencor infinitos.
Deja en paz al diablo
John Verdon
22 junio, 2012 02:00Con un arranque como éste, un puñado de pistas que señalan a más sospechosos que páginas tiene el libro (y no son pocas), la trama acaba seduciendo al lector, atrapado por pistas, fragmentos y piezas que parecen no conducir a ninguna parte pero que acaban sorprendiendo al desvelar la verdadera personalidad del asesino, un hombre equilibrado, ordinario, de rostro "esencialmente olvidable", dueño de una maldad y rencor infinitos.