Finalista del premio Planeta. Planeta. 256 pp. 19'50 e. ebook: 9'49 e.



Cuando la noche del premio Planeta vi subir a Mara Torres (Madrid, 1974) al escenario y recoger su premio finalista, pensé que iban a vapulearla sin siquiera abrir el libro. Me equivoqué. Algunos la vapulean también después de leer el libro. Aunque en la red ya hay miles de lectores rendidos a los encantos de su novela. Lo que resulta interesante es que no hay opiniones tibias: esta primera novela o gusta a rabiar -a un público más que probablemente femenino- o provoca sarpullidos -entre los lectores de, pongamos por caso, Michel Houellebecq.



La primera incursión de Mara Torres en la novela -que no en la narrativa, porque hay un libro anterior, Sin ti- bebe de eso que se ha denominado "literatura chic-lit". Es decir, literatura centrada en la búsqueda del príncipe azul de una mujer que comienza a ser demasiado madura para encontrarlo, con Bridget Jones como abanderada. Hay ecos de libros de autoayuda y un recuerdo a la literatura romántica para jóvenes. Es decir: es una narración arraigada en uno -o varios- subgéneros muy definidos, y juega a las reglas de un juego. Aunque dentro de esos límites, Torres es una campeona, porque sabe sacarle lo mejor a un registro donde todo parecía dicho.



La vida imaginaria comienza con una ruptura sentimental. Más que eso: una absoluta hecatombe en la vida de Fortunata, Nata, la protagonista. Dividida en tres partes, la trama cuenta el desastre, el duelo y la curación de Nata, que llega con el auténtico -o no- amor de su vida. Todo según lo previsto, pero con un lenguaje cercano, plagado de coloquialismos e infantilismos, que contrasta con la dureza del sentimiento de pérdida, contado con precisión quirúrgica pero también con una gran capacidad de emocionar al lector. En ese sentido, la ingenuidad es fingida: hay gran calado emocional, sobre todo en las primera parte, que es la más dura, la más poética, la mejor. En ella la autora lanza una pregunta cuya respuesta recogerá el desenlace y que es la tesis de estas páginas: ¿Quiénes somos cuándo estamos en compañía? ¿Quién es la persona amada en nuestra ausencia?



Es verdad: Mara Torres no es Houellebecq. Pero ha escrito una novela que consigue con creces lo que pretendía, que es original en un terreno plagado de lugares comunes, que se lee de un sorbo y que hará felices a muchos lectores. Qué más se puede pedir.