Por un lado leemos, con esfuerzo, una novela histórica ambientada en una época poco conocida -la España visigoda-, y en un episodio con escaso interés por sí mismo (cómo se forja el sueño de perseguir una "isla de romanidad antigua en un mundo que pertenece ya a los reyes y señores bárbaros"), lo que, como bien dice en un prólogo justificativo, no se lo pone fácil al lector "medio". Forjar ese contexto persiguiendo el rigor documental sin renunciar a las necesarias licencias literarias es ya un reto difícil, pues la presencia de densas digresiones dificulta el desarrollo de una trama que no acaba de atrapar.
En cambio hay otro sentido que sí merece ser destacado. El libro forma parte de un atractivo plan multimedia de manera que entre sus páginas aparecen iconos que permiten descargar material audiovisual sobre la época o los personajes. Material nada desdeñable para quienes gusten de distraerse de la lectura curioseando en la verdad de la Historia.