Juan Bonilla
Los límites entre realidad y ficción son siempre complejos, más aun desde que Cervantes abrió, como tantas otras, esta puerta que puede llevar hasta el infinito. Sin entrar en tan profundas disquisiciones acerca de lo real y lo ficticio, pero explotando las posibilidades de combinación entre materiales de uno y otro ámbito, algunos escritores se sienten atraídos por la figura de importantes personalidades del pasado. Ello da lugar con frecuencia a un tipo de novela histórica con mayor o menor grado de verdad o de invención en la combinación de lo real y lo ficticio. Este tipo de novela biográfica ofrece nuevos ingredientes de interés cuando el personaje novelado es un escritor. Es el caso de El espía (2011), novela en la que Justo Navarro recrea la vida de Ezra Pound. Y es también el caso de Juan Bonilla (Jerez, 1966), autor de una decena de obras de narrativa, en Prohibido entrar sin pantalones, cuyo protagonista es el gran poeta Vladimir Maiakovski (1893-1930).La novela está compuesta por 50 capítulos sin numerar, pero cada uno con su título (el del capítulo 34 es el destacado al frente del libro), en los cuales se recrea, siguiendo una cronología lineal, la biografía poética, amorosa, ideológica y política de Maiakovski, desde sus comienzos como poeta vanguardista entregado a la defensa y la práctica del Futurismo en Rusia, pasando por su consagración como poeta nacional encumbrado por la Revolución Bolchevique, hasta su distanciamiento y caída en desgracia considerado como un elitista disfrazado de obrero en las consignas emanadas de la Asociación de Escritores Proletarios. La vida literaria y la amorosa son los dos ingredientes fundamentales de la novela. Como poeta, la grandeza de Maiakovski está tanto en su ferviente consagración a la vanguardia futurista frente a toda convención tradicional y burguesa, en contra del acmeísmo preconizado por A. Ajmátova, como en su posterior entrega a los ideales de la revolución, sin dejar de componer mordaces sátiras teatrales contra el poder de la burocracia soviética, hasta que, abatido por los ataques de sus enemigos acomodados en la "Intelli- gentsia", se suicidó en 1930. En su trágico final influyeron también los problemas de su accidentada vida amorosa, con amantes en distintos países, entre las que sobresalió Lily Brik, con quien vivió uno de los más célebres triángulos amorosos del siglo XX: Maiakovski estaba enamorado de Lily (y ella le correspondía), esposa de Osip, que consentía, a su vez enamorado de los poemas de Vladimir.
Como novela sobre la vida de un gran poeta futurista, combativo y apasionado en todo, con fuerte impronta en la historia literaria y política del siglo XX, esta obra reúne varios aspectos de interés. El más importante se encuentra en la trayectoria vital y poética del protagonista. Pero no es menor el interés derivado de su conflictiva relación con personalidades que condicionaron la historia (Lenin, Stalin, Trotski…), con escritores relevantes (Gorki, Pasternak, Bulgákov...), con escenógrafos como Meyerhold, cineastas como Eisenstein e incluso con los más conocidos teóricos del formalismo ruso (Jakobson, Sklovski, Tinianov, a quien, por error, se llama Titianov en la p. 213). Todo ello, más los lugares emblemáticos en la historia y la cultura del siglo XX, como San Petersburgo, Moscú, París, Berlín, Nueva York, donde se localizan diversos episodios, acrecienta el interés de este libro tanto en su recreación de la efervescencia vanguardista y revolucionaria en los años 10 y 20 como en el permanente debate sobre las relaciones entre literatura y poder, que vivieron uno de los momentos más agitados de la historia.