Escrita en 1999, Estambul era un cuento es un especie de novela-río que recorre la vida de la familia judía Ventura en Estambul, a través de tres generaciones. Empieza al final de la Primera Guerra Mundial y llega hasta los conflictivos años 80, tras el golpe militar en Turquía. El narrador recoge las memorias familiares mediante los relatos, las historias, los encuentros y confesiones que le llegan de los más de cuarenta personajes que se asoman en estas páginas. De todo lo que le cuentan, el narrador crea sus hipótesis, desvela sus pensamientos y configura unos hechos que fueron o que pudieron ser, y que como el mismo dice son "posibilidades que valen todas o ninguna".
El narrador, verdadero protagonista del libro, rompe la cronología para seguir el hilo de su pensamiento que, más que trascribir los recuerdos familiares, recorre un solo camino, el que le permitirá descubrirse a sí mismo y acceder a su propia identidad. Por eso, las historias de estos personajes, de Madame Estreya, de Olga, de Madame Roza y sus cuentos de hadas, de Mimiko y sus canicas a quien al quitárselas un día le quitaron su alma, del señor Schwartz que quiso cambiar de identidad, de la tía Tilda y de Nesim, hermano del abuelo del narrador, solo cuentan una historia, la del narrador.
Estambul era un cuento es una novela moderna que no se parece a ninguno de los libros que se escriben hoy en día y a la vez podría contenerlos todos. Como los personajes que el narrador considera "actores de su propia historia", y que tan solo existen a través de la escritura ciertamente proustiana de Mario Levi. Nace de estas historias una nostalgia inalcanzable que tiene olores extranjeros, sabores de otro tiempo y costumbres olvidadas.