Traducción de Héctor Silva. Salamandra. 380 pp., 20 euros

La novela policiaca se basa en el asombro. Si el lector puede predecir el desenlace, pierde su poder de seducción. No es el caso de Tres noches, de Austin Wright, que se publicó en 1993 con el título Tony and Susan. Susan Morrow, profesora de literatura, y Tony Hastings, profesor de matemáticas, son personajes literarios, pero se mueven en planos narrativos diferentes.



Susan es una mujer de mediana edad, con dos hijos y un marido infiel, narcisista e inmaduro. Tony Hastings es un hombre de mediana edad, casado y con una hija. Se puede hablar de cierto paralelismo, pues en ambos casos se trata de personas cultas, reflexivas, reacias a la violencia y moderadamente infelices. Tony Hastings anhela aventuras que rompan su rutina. Susan parece más resignada, pero sabe que su vida es una impostura. Tony y Susan no coinciden en la realidad, sino en la ficción, pues Tony es un personaje de Edward, el primer marido de Susan, que por fin ha conseguido plasmar su vocación literaria en una novela titulada Animales nocturnos. Durante tres noches, Susan leerá el manuscrito experimentando una mezcla de temor y fascinación.



Austin Wright (Nueva York, 1922- Cincinnati, 2003) introduce una segunda novela dentro de la novela principal, pues mientras Susan lee la historia de Tony, evoca su niñez, su adolescencia y sus dos matrimonios fallidos. Edward lo dejó todo para escribir, pero su fracaso le convirtió en un hombre apático y ensimismado. Susan le abandonó, sin sospechar que años más tarde crearía a un personaje como Tony, condenado a enfrentarse al dilema ético de la venganza después del secuestro, violación y asesinato de su mujer y su hija. Wright muestra una enorme habilidad para articular la trama. Los capítulos se encadenan a un ritmo trepidante.



El toque folletinesco convive con un minucioso ejercicio de introspección que no retrocede ante ningún abismo. Gracias a la venganza, Tony descubre que la violencia no es únicamente un comportamiento antisocial y reprobable, sino una pulsión primaria que produce una extraña sensación de poder.



Wright no desperdicia la oportunidad de reflexionar sobre la escritura. De hecho, su esquema narrativo incluye deliberadamente una perspectiva crítica sobre la creación literaria. Escribir no es un acto inocente, sino una intromisión en la vida de los otros bajo la máscara de la ficción. Tres noches había caído en un olvido relativo.



Su reedición en inglés y su traducción al español nos recuerdan el poder de la literatura para desbrozar el espíritu humano, revelándonos que todos llevamos un desconocido en nuestro interior. Tony y Susan perderán su identidad (o tal vez la descubrirán) después de tocar fondo y avistar la imperfección de sus vidas. Hasta entonces, sólo eran dos bañistas ahogándose en el pozo de sus sueños incumplidos.