Milagros Frías. Foto: Iñaki Andrés

Algaida. Sevilla, 2013. 320 pp. 18 e. ebook: 9'49 e.

Milagros Frías cuenta con un significativo currículo narrativo, pero si hay que señalar un título que sirva de referencia para conocer su estilo ese es El verano de la nutria (2010), premio Torrente Ballester. Aludimos a él porque en este nuevo relato, Amor en un campo de minas, se respira lo que entonces más llamó la atención: la intensidad de su modo de narrar una turbadora historia de acción y suspense que ahora, como entonces, se hará con la voluntad de quien se enrede en sus páginas. Aunque ahora, más que entonces, el lenguaje poético, como registro adoptado por la voz narradora, se adueña en exceso del relato, y las turbulencias que animan la aventura elegida rozan el límite de lo verosímil. No son inconvenientes que afecten al estilo, ni al andamiaje estructural de la novela, pero sí restan algo de credibilidad a un argumento que tiene, entre otros aciertos, la elección de una temática atractiva. Sirvan de pista el amor, el destino... Pero el asunto va más allá.



La historia la conduce su protagonista, Silvia, una joven enfermera de 28 años, casada, con la vida encauzada, aunque, perseguida por "cierta nostalgia indefinida", explica en su relato, organizado en tres partes que se corresponden con los tres momentos más significativos de esa aventura que arrasó con su vida: el accidente, el posterior abandono de su pareja, y el descubrimiento de otra vida. Una tarde pasa a recogerla el marido de su mejor amiga con el pretexto de tener una conversación sobre algo que parece inquietarle. Tienen un accidente y él muere en el acto. A partir de ese momento se desata una acción que arranca movida por la rabia de descubrirse víctima del engaño de su marido, y se desarrolla en secuencias que pasan del thriller al desafío vital, representado por una persona y un lugar al que llega en virtud de esa experiencia por la que asciende, con aplomo, hasta ella misma.