Nos encontramos ante una novela histórica en la que se entreveran hechos y personajes reales con otros de fición. La Guerra del 36 y sus consecuencias, la Guerra de la Independencia de Argelia o la batalla de París de octubre del 61, se mezclan con el incipiente amor entre Manuel y Araceli, las vivencias en París de una actriz en el ocaso de su carrera, las relaciones entre dos hermanos distanciados por una traición y el breve aunque intenso encuentro entre Claire y Ramón que alivia la existencia solitaria y resentida del exiliado español. El autor conoce bien la Historia y domina ciertas técnicas narrativas adoptadas del cine, como el montaje paralelo y el flash-back. El engranaje entre lo ficcional y lo real, sin embargo, no está siempre conseguido. El lector se enfrenta a descripciones pormenorizadas de acontecimientos históricos y a reflexiones sobre estos hechos que dificultan la lectura y distraen de la trama ficcional. Con frecuencia, el argumento fingido se ve desrealizado por la irrupción de la Historia y la obra se convierte en una novela de tesis donde predomina el discurso del autor. Al margen de estos descuidos, el estilo de Laborda es ágil y eficaz, lo que revela su valioso potencial.
La fragilidad del neón
Juan Laborda Barceló
18 abril, 2014 02:00Nos encontramos ante una novela histórica en la que se entreveran hechos y personajes reales con otros de fición. La Guerra del 36 y sus consecuencias, la Guerra de la Independencia de Argelia o la batalla de París de octubre del 61, se mezclan con el incipiente amor entre Manuel y Araceli, las vivencias en París de una actriz en el ocaso de su carrera, las relaciones entre dos hermanos distanciados por una traición y el breve aunque intenso encuentro entre Claire y Ramón que alivia la existencia solitaria y resentida del exiliado español. El autor conoce bien la Historia y domina ciertas técnicas narrativas adoptadas del cine, como el montaje paralelo y el flash-back. El engranaje entre lo ficcional y lo real, sin embargo, no está siempre conseguido. El lector se enfrenta a descripciones pormenorizadas de acontecimientos históricos y a reflexiones sobre estos hechos que dificultan la lectura y distraen de la trama ficcional. Con frecuencia, el argumento fingido se ve desrealizado por la irrupción de la Historia y la obra se convierte en una novela de tesis donde predomina el discurso del autor. Al margen de estos descuidos, el estilo de Laborda es ágil y eficaz, lo que revela su valioso potencial.