La princesa Paca
Rosa Villacastín/Manuel Francisco Reina
6 junio, 2014 02:00
"Hacia la fuente de noche y de olvido,/ Francisca Sánchez, acompáñame", escribió Rubén Darío a Paca, la hermosa analfabeta que le enamoró en los jardines reales de la Casa de Campo. Ella tenía veinticuatro años; él, diez más, y ya era conocido como corresponsal en Madrid del periódico argentino La Nación, y, sobre todo, como poeta modernista, amigo de Valle-Inclán, Zorrila y Juan Ramón.
A contar la pasión entre el genio guatemalteco y su enamorada, a narrar sus encuentros y desventuras, está dedicado este libro, en el que Rosa Villacastín rinde homenaje a su abuela Paca con la ayuda del poeta y biógrafo Manuel Francisco Reina. Con un lenguaje romántico, almibarado en ocasiones, los autores narran cómo se conocieron los amantes, sus encuentros furtivos, y cómo cristalizó en poco tiempo una relación culpable, ya que Rubén Darío (Metapa, actual Ciudad Darío, 1867-León, 1916) estaba malcasado con Rosario Murillo. Dipsómano sin remedio y viajero a su pesar, el poeta encontró en Paca Sánchez a su última compañera, a la que enseñó a leer y escribir y que fue madre de cuatro de sus hijos, de los que tres murieron prematuramente. Luego, tras su muerte, conservó su legado, más de 6.000 documentos que los autores han consultado.
Lo mejor de esta novela biográfica es su retrato del poeta en la intimidad, lastrado por algunas frases desesperadamente cursis: "Floreció el destino como las rosas de aquellos jardines" (pág. 31).
A contar la pasión entre el genio guatemalteco y su enamorada, a narrar sus encuentros y desventuras, está dedicado este libro, en el que Rosa Villacastín rinde homenaje a su abuela Paca con la ayuda del poeta y biógrafo Manuel Francisco Reina. Con un lenguaje romántico, almibarado en ocasiones, los autores narran cómo se conocieron los amantes, sus encuentros furtivos, y cómo cristalizó en poco tiempo una relación culpable, ya que Rubén Darío (Metapa, actual Ciudad Darío, 1867-León, 1916) estaba malcasado con Rosario Murillo. Dipsómano sin remedio y viajero a su pesar, el poeta encontró en Paca Sánchez a su última compañera, a la que enseñó a leer y escribir y que fue madre de cuatro de sus hijos, de los que tres murieron prematuramente. Luego, tras su muerte, conservó su legado, más de 6.000 documentos que los autores han consultado.
Lo mejor de esta novela biográfica es su retrato del poeta en la intimidad, lastrado por algunas frases desesperadamente cursis: "Floreció el destino como las rosas de aquellos jardines" (pág. 31).
![La escritora Mayra Montero. Foto: Bernardo de Niz](["https:\/\/s1.elespanol.com\/2024\/07\/14\/actualidad\/870423086_247765936_1706x960.jpg"])
