El niño con el pijama de rayas de John Boyle (2006) facilitó la multiplicación de novelas sobre niños víctimas del nazismo, como Una vez, de Morris Gleitzman (2008). Menos habituales son los que narran los horrores sufridos por niños en el infierno del Gulag o de los orfanatos soviéticos, como Blanco sobre negro (2003), relato testimonial de Rubén Gallego. O como éste Las nieves azules, en el que Piotr Bednarski (Horeszkowce, 1934) cuenta la vida de un niño polaco, Pietia, deportado con su madre a una aldea del Gulag, como "hijo de un enemigo del pueblo".
El panorama resulta terrorífico, tanto que Pietia no es consciente de la miseria o de la muerte omnipresente, porque "ese era nuestro mundo. No habíamos conocido otro o lo habíamos olvidado" (p. 5). La necesidad, en cambio, hace que uno de sus amigos sueñe con ser de mayor no soldado o aviador sino una hogaza de pan porque "es la única que no tiene hambre." Y lo peor: las madres denuncian a sus hijos, padres, hermanos, a merced del capricho de unos verdugos también aterrados. Sólo la belleza de la madre de Pietia les detiene.
Relato estructurado en distintos episodios independientes tiznados de fe y de poesía, he aquí un retrato del espanto, y del poder de la esperanza para derrotarlo y "sobrevivir para contarlo" (p.138).
El éxito de
El panorama resulta terrorífico, tanto que Pietia no es consciente de la miseria o de la muerte omnipresente, porque "ese era nuestro mundo. No habíamos conocido otro o lo habíamos olvidado" (p. 5). La necesidad, en cambio, hace que uno de sus amigos sueñe con ser de mayor no soldado o aviador sino una hogaza de pan porque "es la única que no tiene hambre." Y lo peor: las madres denuncian a sus hijos, padres, hermanos, a merced del capricho de unos verdugos también aterrados. Sólo la belleza de la madre de Pietia les detiene.
Relato estructurado en distintos episodios independientes tiznados de fe y de poesía, he aquí un retrato del espanto, y del poder de la esperanza para derrotarlo y "sobrevivir para contarlo" (p.138).