Planeta. Barcelona 2014. 416 pp., 21'90 e. Ebook: 12'99 euros

Hay una Historia cuantificable en fechas y acontecimientos. Hay otra forma de sumergirse en el pasado sostenida por las biografías relevantes de quienes detentaron el poder. Muchas veces, los personajes secundarios de la Historia encierran en su vida las claves espirituales de un tiempo y sus contrastes.



En esta línea, Begoña Aranguren (Bilbao, 1949) se sumerge con Tras tus pasos en la vida de Edda Mussolini, hija del Duce y esposa del conde Ciano. Si de Mussolini, de sus sombras y de sus contradicciones se ha escrito hasta la saciedad, no ocurre lo mismo con su círculo más íntimo, sometido al fogonazo del dictador histrión y a su trágico final. Por eso, resulta valiente el libro de Aranguren y su perspectiva a modo de memorias amorosas de la primogénita del dictador rescatando del ostracismo al enigmático conde de Ciano (y sus diarios), fusilado por su propio suegro (traición) en el declive del Fascio: he aquí la nervadura fundamental del libro que justifica todo lo narrado.



Aranguren usa la voz apócrifa de Edda Mussolini para escribir una larga e interesante confesión vital -y hasta sexual- de una pareja histórica hoy difuminada; diríamos que a la narradora la mueve el afán por transmitir el interés libresco de la hija del dictador, sus insatisfacciones amatorias, la relación infiel pero leal con el conde Ciano y el recorrido de una vida particular que Aranguren asume con oficio. Esto sería el teórico objeto del libro, pero la enumeración larga de amantes elitistas de la protagonista consigue saturar una lectura con altibajos que, de repente, resucita cuando Edda describe su relación con Hitler, con Goebbels o con su propio padre. Es en la subjetividad de la interacción de Edda Mussolini con el nazismo, y en su expresión, donde está a mi juicio uno de los méritos de la obra, pues conocemos bien las desiguales relaciones de Roma y Berlín, pilares europeos del Eje.



Aseguraremos que el valor del libro está en el dibujo del marco temporal y no, como se nos quiere hacer creer, en el trazo frívolo de una hija del jerarca del fascismo, aunque el trabajo de documentación sea impecable, así como la manera en que la autora engarza en la ficción su aquilatado conocimiento de las relaciones diplomáticas y políticas de la Europa convulsa que vivió la llegada de la II Guerra Mundial. El final de la novela, que coincide con los últimos días del dictador italiano y la reclusión de Edda en un sanatorio, sobresale por una velocidad narrrativa muy lograda y por los recursos de la autora para que lleguemos a identificarnos con la protagonista.