Jorge Eduardo Benavides
Como otros relatos de corte histórico, El enigma del convento (Premio Torrente Ballester de Narrativa) propone una sugerente invención a partir de un complejo marco histórico: el conflicto, en España, entre los partidarios de Fernando VII y los liberales que defienden la Constitución de Cádiz, y la pugna de las colonias hispanoamericanas por lograr su emancipación. Todo ello con un minucioso despliegue de recursos al servicio de una escenografía realista y veraz, que nos lleva del Madrid cortesano a un convento de Perú, con todo lo que supone la ambientación de la corte, tomada por injurias, y la proyección del conflicto por toda Iberoamérica, sacudida sin freno por los desgarros derivados del enfrentamiento.En cambio, y frente a otras propuestas que la literatura ofrece para acercarnos a la Historia novelando el pasado, la novela del peruano Benavides (Arequipa, 1964), apuesta por otorgar a la invención el peso de la trama, y dejar en segundo plano el punto de vista histórico. Aquí imagina una historia que cuenta lo que pudo haber ocurrido entre una persona de identidad real, -José Manuel Goyeneche, general fiel a Fernando VII cuya intervención fue decisiva en Perú- y unos documentos secretos, custodiados en el convento de Santa Catalina, en Arequipa. Allí los guarda con celo una monja, a la espera de que alguien los lleve de vuelta al general, como ocurrirá cuando emprendan viaje desde Madrid dos mujeres, dispuestas a cumplir una misión cuyo alcance les supera.
En fin: pura ficción, desplegada con las dotes de un narrador indiscutible y el buen hacer de un escritor culto y sensible, que encuentra su mejor aliado en el valor otorgado a la palabra desde la que se erige la inmensa trama. Desmenuzar los pormenores de su esquema argumental conduciría a simplificar la complejidad del entramado, lleno de acción y sorpresas, casi al modo de las novelas bizantinas, y de personajes y personalidades sin gran profundidad psicológica, pero con una importante incidencia en la verosimilitud del conjunto.
Sí es obligado subrayar cómo la intriga se adueña de lo que comienza como un relato que se bifurca en dos, alejados en el tiempo y la distancia, y que se van aproximando y activando el suspense hasta lograr la máxima tensión narrativa cuando el convento se convierte en el núcleo en el que confluyen ambos. Uno es el protagonizado por el general Goyeneche a su llegada a la corte madrileña, y otro, el que va creciendo desde ese convento, Santa Catalina, narrado por su superiora, quien cuenta el pasado de esa ciudadela que ve cómo su calma se resquebraja con historias de aparecidos, de muertes inesperadas, de deudas de amor, de lealtades incondicionales y de secretos nunca dichos. En suma: una historia en los lindes mismos de la leyenda, que interesa, entretiene y atrapa desde su inicio.