Marguerite Duras

Traducción de Carlos Barral. Menoscuarto. 126 páginas. 13'50 euros

La vida de Marguerite Duras recorre casi todo el siglo XX. Nace en Saigón, en 1914, en esa época Indochina francesa, y muere en París en 1996. Miembro del Nouveau Roman, Duras fue dramaturga, guionista y novelista. Es la autora de Moderato cantábile (1958), El arrebato de Lol V. Stein (1964), El mal de la muerte (1982), y de El Amante, novela con la ganó el premio Goncourt en 1984 y saltó a la fama internacional.



La novela El parque, que ahora se recupera en España, fue escrita en 1955. Duras reescribe una versión teatral a los pocos meses y, desde 1957, se ha podido ver representada en Francia, la última este verano para conmemorar el centenario de la escritora. Es una obra clave para entender el cambio literario que, a partir de los años 50, encabeza Duras. Teatro o novela, el diálogo ininterrumpido de El Parque expresa el vacío existencial y la soledad de los personajes. En un banco coinciden una joven de veinte años, empleada de hogar, y un hombre maduro, vendedor ambulante, que lleva en su maleta todo tipo de objetos que nadie compra. Entre estos dos personajes, que nada tienen en común, se establece una conversación sobre la vida, la muerte y los sueños de cada uno. A veces las réplicas ni siquiera se alternan, tan absortos están en sus propios pensamientos. ¿Qué podría ser capaz de devolverles la vida? La joven niñera espera a su futuro marido, cada sábado, en el baile. Como un personaje de Beckett, su vida no es más que una espera de alguien que no existe. El vendedor ambulante también espera. En su caso, que le propongan otro trabajo, mientras viaja, es decir mientras huye de si mismo. Hasta que estos personajes evolucionan, descubriendo su grandeza.



El estilo de Duras, depurado, poético, atemporal, habla directamente al alma. El parque es una preciosa obra con la que la escritora se enfrenta a dos personajes, hundidos en sus vidas cotidianas, y que serán capaces de ver la belleza, sentir la esperanza o, como dirá el vendedor, "la esperanza de la esperanza" (pág. 49). Duras consigue expresar de forma sutil las ideas transcendentes, aquellas que nos descubren una verdad contundente.