Carlos Pardo. Foto: Sergio González

Periférica. Madrid, 2014. 235 páginas, 18'50 euros

Parece oficial: esta segunda novela del poeta Carlos Pardo (Madrid, 1975), tras su debut Vida de Pablo, es un relato autobiográfico que trata sobre la institución familiar y nuestro tiempo de crisis. Sin embargo, dos consideraciones: como no conozco a Pardo, por lo que a mí respecta su vida y lo que se narra en este libro podrían no parecerse ni en un solo detalle. Eso no la haría más novela ni más literaria: sería interesante saber por qué los enemigos de la narración autobiográfica consideran ese molde menos imaginativo que un relato sobre asesinos en Kentucky. La imaginación es una exigencia de forma, y de eso sabe mucho el autor de esta novela espléndida.



La otra consideración: en realidad, preguntar de qué "trata" El viaje a pie de Johann Sebastian tiene tanto sentido como preguntarlo acerca de una vida (y con eso no estoy diciendo que la pregunta no tenga sentido, sino que la respuesta probablemente será reductora). Tal vez el libro de Carlos Pardo "vaya" sobre la escritura; casi siempre, esa es una respuesta adecuada cuando hay un verdadero escritor a los mandos.



Pero el lector de esta reseña querrá una descripción, una trama y su correspondiente estructura a las que aferrarse para saber si El viaje a pie de Johann Sebastian le interesa: pues bien, la novela nos muestra a la familia de Carlos Pardo, librero y escritor, descomponiéndose a través de los años y las ficciones, peleándose y recomponiéndose precariamente, viendo cómo parte en fuga un estatus social que se dio por sentado sin demasiados avales. Hay un padre que hace negocios, una madre guapa de origen humilde, cinco hermanos que no acabaron sus estudios y se hacen alguna raya. Hay padres envejeciendo y Hacienda cobrando. En cambio, no hay orden cronológico en los cinco bloques y el epílogo que nos acercan a los momentos estelares de la familia (y por momentos estelares nos referimos a tiempos muertos, banalidades, cambios de estado en Facebook... Ritmos, poco más). En el centro del conjunto, hay un relato que le da título al libro: un poco a lo Michon, Pardo recrea un viaje del joven Bach y se mira en él con sutileza, sin correspondencias demasiado subrayadas.



Dos palabras son esenciales en estas páginas: anacronismo y ficción. Hay ficciones que levanta el sistema (así, por ejemplo: "yo soy mi propia empresa"), hay otras que sólo son una huida (como la moda vintage). Y luego, están la ficción y la escritura que obligan "a recuperar el paso", a "no aminorar la marcha". Una escritura para preguntarse en qué pueden entenderse el individuo, el colectivo y el arte. Esa es la escritura de Pardo: irónica como la de algún otro escritor de su generación (pienso en Fernando San Basilio, que tal vez es más tierno); sociológica en sus vueltas y revueltas en torno a la idea de "normalidad", algo que interesaría a los sociólogos de guardia; anacrónica en fin, en tanto que entiende la literatura como "un espacio libre de competitividad".



El viaje a pie de Johann Sebastian es una narración política con la que uno puede llegar a reírse mucho (hay diálogos que son como partidos de ping-pong dialéctico entre el cuñadismo y la pedantería), pero en la que siempre acecha la decepción, o mejor dicho, la conciencia de esa decepción, que es la contradicción entre el lenguaje del ideal y la inmediatez de la realidad. Insisto: también es una pregunta sobre la escritura, y no es capricho que se recojan textos de un adolescente Carlos Pardo, de uno de sus hermanos o de su madre (un "Diario" conmovedor). El viaje a pie de Johann Sebastian es, sin duda, una de las novelas del año que acaba de terminar.