José C. Vales. Foto: Araba Press

Premio Nadal. Destino. Barcelona, 2015. 456 páginas, 20€. Ebook: 9'99 €

El fallo del Premio Nadal ha ofrecido en su última convocatoria un aliciente olvidado en los últimos tiempos. En su primera y mejor etapa sirvió para descubrir nuevos valores absolutos (Laforet, Delibes, Luis Romero) o para dar el empujón definitivo a escritores todavía con modesta trayectoria y escaso reconocimiento (Matute, Martín Gaite, Ferlosio). Al igual que antaño, ahora se ha decantado por un autor desconocido, José C. Vales (Zamora, 1965), que cuenta solo con una novela anterior. En lo que el Nadal 2014 se distancia de entonces es tanto en aquella sensibilidad hacia la juventud, pues el ganador cumple este año el medio siglo de edad, como en el deseo de insuflar nuevos aires a nuestra narrativa. La novela ganadora, Cabaret Biarritz, aunque original en su trama, está demasiado avecindada en la moda. En realidad, es una diestra mezcla de los distintos subgéneros que vienen fatigado nuestras prensas desde hace un buen tiempo.



El esqueleto de Cabaret Biarritz es un relato de investigación criminal que indaga en las varias muertes violentas ocurridas en la ciudad francesa en el verano de 1925. Un escritorzuelo que alquila su pluma, Georges Miet, intenta salir de la miseria ofreciendo a un editor desaprensivo escribir una novela sobre aquellos ya distantes sucesos. A tal fin llevó a cabo una amplia labor documental en forma de entrevistas a gentes que pudieran saber algo de los hechos. Esta narración negra que juega con el previsible señuelo de la intriga se emplaza en una novela histórica de los felices 20 urdida desde la perspectiva postmoderna que aplica una lente paródica al pasado.



La dolce vita de una playa glamurosa, las costumbres licenciosas, el enfrentamiento de mentalidades, el lujo dispendioso y la miseria, etcétera aparecen como estampa un tanto expresionista de entreguerras. A este daguerrotipo se añade un reportaje costumbrista que añade noticias exóticas, hábitos de ayer y chanzas tópicas sobre el pujante arte vanguardista. En ese marco se incrusta una novela sentimental de pasiones arrebatadas, las de Vilko, un periodista de medio pelo -que forma junto a un fotógrafo amigo la socorrida pareja de investigadores criminales-, y una chica bellísima y extravagante, Beatrix Ross Buttgereit-Dientzenhofer, cuyos apellidos denotan su aristocrático linaje. Todo lo dicho se presenta dentro del prestigioso estuche de una narración culturalista. La traducción de las entrevistas realizadas por Miet va precedida de un prólogo erudito con aparato bibliográfico y se acompaña de notas filológicas como si se tratase de una edición crítica canónica.



José C. Vales se da buena mano en el manejo nada fácil de todos y cada uno de esos disparejos materiales. Los manipula con destreza y solvencia. Filtra la anécdota a través de un afortunado distanciamiento irónico que va del humor culto a la burla jocosa. Y asume un reto exigente: reconstruir el enrevesado argumento con una técnica perspectivista. La treintena de entrevistados -de muy variada condición y conocedores del asunto en distintos grados- aportan noticias, ciertas o dudosas, y conjeturas con las que se arma el rompecabezas novelesco. Cada informante posee personalidad bien diferenciada, incluso divertidos rasgos singulares, y se expresa con acusada peculiaridad verbal. El autor sale bien librado de semejante desafío, al que pocas reservas cabe poner. La mayor, el caer en la complacencia del virtuoso que reitera un hallazgo imaginativo o verbal de forma cansina. También el cometer algunas inverosimilitudes expresivas.



Si de algo peca José C. Vales es por exceso. Exceso en complicar el argumento. Exceso en el jugueteo con los apócrifos. Exceso en virtuosismos estilísticos con los que se encariña como un niño con un juguete. Pero ninguna duda cabe de que nos encontramos ante un fabulador (que no es lo mismo que un novelista) de primera categoría, con potencia imaginativa e idiomática. Con estas cualidades ha hecho una novela digna y amena que proporciona un gratificante entretenimiento. No más. Pero tampoco menos. Que no es poco tal como hoy día anda la cosa literaria.