Gonzalo Suárez

Random House, 2015. 192 páginas, 15'99€, Ebook: 9'99€

No estará de más recordar que Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) es un creador sumamente original, un autor excéntrico, verdadero outsider de nuestro sistema cultural, que ha dado repetidas pruebas de esa condición en su prolífica labor como cineasta y como narrador. Ello le ha acarreado la admiración de espectadores y lectores cultos y un desconocimiento bastante amplio entre el público común. Salvo algún trabajo suelto de arrastre popular, su obra sigue siendo patrimonio de una minoría que aprecia en ella una radical entrega a la libertad creativa y a la imaginación. Gonzalo Suárez antepone el arte a la vida y la invención a la realidad ordinaria, y en el pecado de ese gusto lleva la penitencia de su carácter minoritario.



Estas consideraciones habrá de tenerlas muy en cuenta un lector corriente antes de decidirse a entrar en Con el cielo a cuestas, porque esta nueva novela de Gonzalo Suárez participa en buena medida de tales principios y la reacción positiva o negativa dependerá de compartirlos o no. La anécdota supone un desafío. En ella tenemos unas cuantas llamativas viñetas a las que una trama marcada por el azar proporciona continuidad. Tenemos una mujer con sexo de hombre; un cuadro que la pinta desnuda y que ella pretende destruir; una amiga a punto de casarse con un escritor y cuyo matrimonio intenta impedir. Tenemos, además, un español exilado que va de la una a la otra y al que entre ambas traen a maltraer. Estas secuencias no poco cinematográficas se encadenan en una historia criminal de celos. Todo ello ocurre en Francia, en los años de plomo de la independencia de Argelia que alguna huella dejan en la novela, aunque no alcancen valor de documento histórico intencionado. Y sucede a un ritmo rápido, lleno de equívocos, bajo la mirada de un narrador que va convirtiendo los sucesos pintorescos en materia de la novela que leemos.



Pedirle lógica acostumbrada a los sucesos carece de sentido. La novela comparte la misma cualidad escurridiza entre la verdad y la mentira que tienen las anécdotas referidas. Como tantas veces en la vida, las apariencias engañan. La realidad es un inacabable trampantojo. Esta visión básica del mundo adopta en el libro más que una forma narrativa el modelo clásico de una comedia de enredos. Como en ciertas obras del Siglo de Oro, todo es en Con el cielo a cuestas un incesante y atropellado ir y venir de los personajes, una cadena de equívocos, engaños y sorpresas. La comedia se complementa, además, con la reescritura libre y desenfadada de cuentos populares, modo indirecto de asomarse a la naturaleza humana, y con diversos ecos de la literatura y del cine.



Gonzalo Suárez construye un juguete narrativo que, en último extremo, es una trágica historia de amor, una aproximación con abundantes sarcasmos, pero también con brochazos emocionales y pinceladas líricas, a las pulsiones humanas básicas. Sobre todo al sexo, impulso que oscila desde la idealización hasta el drama y la muerte. Entreverados andan sentimientos y afectos, la ensoñación y el desvalimiento. Mediante el juego pirandelliano del que habla el prólogo, Suárez inventa una "realidad alternativa" donde vida y literatura entablan un diálogo vivaz. Estamos ante una amena novela de suspense, aventuras y amoríos transgresores, rebosante de ingenio, que, sin embargo, ofrece una visión triste de la vida: en el simbólico final se imponen la soledad y la derrota de los ideales.