David Foenkinos. Foto: Elena Blanco

Traducción de Mª Teresa Gallego. Alfaguara, 2015. 216 páginas, 18€

Este año, la Rentrée Littéraire en Francia la protagonizó David Foenkinos (París, 1974). Su novela Charlotte, escrita en verso libre y basada en la vida de la artista judío-alemana Charlotte Salomon, fallecida en un campo de concentración, deja al lector sin aliento. Nada más ser publicada, el autor cosechó dos de los grandes premios literarios galos, el Renaudot y el Goncourt des Lycéens. Charlotte es su novela número trece y con ella Foenkinos ha alcanzado su máxima voz creativa. En España, hemos podido leer Estoy mucho mejor y La Delicadeza, esta úyltima adaptada al cine por su hermano, con Audrey Tautou y François Damiens.



Foenkinos ha revelado en una entrevista que Charlotte Salomon entró en su vida hace ocho años, a través de una exposición de pintura. En ella pudo ver los 1.300 gouaches que la pintora realizó entre 1940 y 1942, poco antes de ser asesinada en Auschwitz con 26 años, estando embarazada. Los gouaches, acompañados de textos que completan el relato de su vida, están reunidos bajo el título Leben? oder Theater? (¿Vida? o ¿Teatro?)



Charlotte Salomon nace en una familia judeo-alemana, en la que el suicidio se vive como una maldición. Se quitan la vida varios miembros de su familia. Charlotte pierde a su madre de niña y se queda sola con su padre, un reconocido cirujano. Paula, su segunda esposa, es una cantante de ópera. Esta mujer abrirá a la joven Charlotte las puertas de la sensibilidad, de la música y de Alfred, su profesor de canto, primer y gran amor de la pintora. Charlotte vive en Berlín la llegada de los nazis en 1933. Huye al sur de Francia después de haber sido la última judía en cursar Bellas Artes antes de la Segunda Guerra Mundial.



Lo interesante de la novela, además de la vida de esta mujer excepcional, que algunos tacharon de loca y genial, y que era, sin duda, idealista, pura y dolorosamente sensible, es la narración de la búsqueda que emprende Foen- kinos para seguir sus huellas. El autor interrumpe en varias ocasiones su primer relato: encuentros con testigos, visitas a los lugares en los que vivió la pintora...



Foenkinos nos hace partícipes de su búsqueda con un estilo simple que sigue los acontecimientos de forma cronológica. Ese estilo de la novela, más lineal que poético, consigue, sin embargo, emocionar al lector hasta las lágrimas. Frases cortas que van a lo esencial antes de caer en la línea siguiente con gran velocidad hacia el trágico desenlace final. Un retrato tierno, comprensivo y delicado que es también la narración de una obsesión.