Isabel Allende. Foto: Antonio Heredia

Plaza & Janés, Barcelona, 2015. 352 páginas, 21'90€ Ebook: 11'90€

Nada trastoca el juego convencional de la narración en la nueva y última novela, El amante japonés de la veterana Isabel Allende (Lima, 1942). El relato corre a cargo de una voz en tercera persona, el escenario es San Francisco, y la época actual. Desde este tiempo y ese lugar se remonta a algunos episodios de la turbulenta historia del siglo XX, con especial incidencia en los años posteriores a la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial y sus devastadores efectos en Europa y América. La acción nos va sumergiendo en las vicisitudes de dos familias -los Belasco y los Fukuda-, mientras emerge el asunto al que remite el título: la gran historia de amor y amistad entre Alma Belasco, la sobrina polaca adoptada por el patriarca del clan Belasco, víctima de la política de deportaciones de Hitler, de la persecución a los judíos y de los campos de exterminio, e Ichimei, el menor de los hijos del jardinero de la familia, un japonés que emigró a Estados Unidos y sufrió, a su vez, junto a su familia, las represalias de los campos de concentración americanos.



Así, al abrigo de las convulsiones del siglo XX la autora de La casa de los espíritus literaturiza, una vez más, el amor, reivindicando, como genuina licencia literaria, una pequeña porción del prodigio y lo mágico, y ensanchando la línea de interés a otros asuntos como la emigración y la deportación, la educación sentimental, las condiciones impuestas por convenciones sociales y culturales, y algunas lacras y miserias morales de nuestro tiempo. Un argumento demasiado ambicioso al que le cuesta avanzar y se dispersa en repetidas ocasiones, pero Isabel Allende lo resuelve con sus dotes de fabuladora sagaz y, como cabe esperar, brinda acomodo a quien guste de ingredientes que facilitan y garantizan el entretenimiento con "historias del pasado", que "cobran vida y se nos pegan a la piel". Su estructura se asienta en el procedimiento de contar hacia atrás la historia para llegar al principio. Y ese principio nos presenta la situación que justifica la necesidad de ir tirando del hilo y de los nombres cuyo significado da sentido al pasado y al presente de unos y otros.



Irina Bazili, la inmigrante moldava de 23 años que estrena trabajo en la residencia de ancianos Lark House, en San Francisco, ocupa una posición fundamental, y con ella arranca la novela, en ese peculiar espacio ocupado por una variada tipología de ancianos entre los que destaca la octogenaria Alma Belasco, toda una personalidad: viuda, independiente y responsable de una fundación comprometida con barrios conflictivos. La discreta autenticidad de la joven llama su atención y la contrata como secretaria particular para poner orden en los papeles con los que su nieto le ayuda a preparar sus memorias. En los dos jóvenes recae la misión de rastrear en lo que ella oculta para conocer qué y quién hay detrás de la historia oficial de Alma, quién es en realidad ese "amante japonés".