Daniel Ruiz García
La ruta hacia la perdición, el romance del triunfador que deviene en fracasado por un golpe de azar tiene un largo aliento en la narrativa de todas las épocas, pues permite hilar un esbozo sobre la condición humana y el grado de putrefacción al que el Hombre puede llegar por un quiebro de la fortuna. Y es que esto de contar el descenso a los infiernos es un clásico cuando se trata de contar el declive del tiempo presente. Sobre esta realidad pesa, y de qué manera, el Wolfe de La hoguera de las vanidades.En este punto queda clara la intencionalidad de Daniel Ruiz García (Sevilla, 1976) con Todo está bien, crónica amarga de un político autonómico al que la victoria electoral y los excesos de la noche de la celebración lo sumergen en los abismos. Sobre este viaje a la perdición del protagonista, Olegario García Redondo, consejero de Fomento y Vivienda, el autor despliega una ristra de personajes que van del lumpen al frikismo de las nuevas tecnologías: hay periodistas con olfato y dados a la petaca, travestis enamoradizos y matones de extrarradio. El estilo es descarnado y lírico, es decir, no pocos giros del realismo sucio vienen a equilibrar los regustos poéticos de un escritor empeñado en establecer esa concomitancia entre el hampa y la política de hoy.
Ruiz García domina muy bien el sarcasmo y la acidez. El libro es ameno pero el escritor no es capaz de hilvanar una obra autónoma del principio ideológico -que se agradece- de retratar las cañerías patrias. Lo decimos como un aviso al lector, que puede perderse en los referentes. Pero, si se aceptan , el resultado es más que digno.
@JesusNJurado