Ángeles Caso. Foto: Alberto di Lolli

Planeta. Barcelona, 2015. 254 páginas, 17'90€ Ebook: 9,99€

Ángeles Caso (Gijón, 1959), reconocida escritora, experimentada en relatos de muy distinto signo, pone voz esta vez a un discurso narrativo intenso y emocional con el que ofrece una recreación personal de lo que pudo haber sido la vida cotidiana de las hermanas Brontë (Emily, Charlotte y Anna), en la casa rectoral de Haworth, tras la pérdida de la madre y dos de las hermanas. La rigidez de la época (victoriana) con las mujeres, la infancia sin referencia materna, la escasez de recursos económicos y la imposibilidad de aspirar a vivir otra vida cuyo destino no fuera "casarse o enseñar", hizo de ellas paradigma de cómo la escritura les sirvió para paliar frustraciones y limitaciones que acabaron por encontrar cauce en sus respectivos escritos (poemas y novelas).



Cuenta la voz de esta crónica novelada, voz que toma partido con firmeza por el universo de mujeres que la protagonizan, y que a veces se excede en su voluntad de adecuar el estilo al de la época de su historia, que la poesía supuso para ellas (y para el único hermano, aunque este acabó por malograr su talento) la oportunidad de sentirse reconfortadas al componer juntas el libro que tardaría en salir a la luz, y lo haría bajo un seudónimo tras el que se ocultó la identidad de las tres mujeres, porque no podía ser de otra manera. Y relata también cómo mientras, cada una, desde su carácter y su personalidad, iba tejiendo su propia novela, buscando en realidad ajustar cuentas con la vida, combinar la vida vivida (en la que todo era "felizmente aburrido y normal") y la vida soñada, infiltrando en sus ficciones sus anhelos, y tejiendo así la materia humana de cada una de las tres grandes e irrepetible novelas: Cumbres borrascosas, Agnes Grey y Jane Eyre.



Consciente, la autora, de que bajo el título Todo ese fuego, se ofrece su posición sobre el impacto de las limitaciones vitales en las tres hermanas, y de que ese enfoque alienta el universo temático del libro, confía al final a sus lectores una inquietud relativa a la deliberada confusión entre verdad e invención. Lo cierto es que documento y ficción se acoplan en la medida en que se nutre de biografías documentadas, y de esa mezcla resulta una propuesta legítima que reaviva el interés hacia la realidad vivida por las hermanas.



En coherencia con ese principio poético, estructura el relato en dos partes claramente diferenciadas: la primera, extensa en pormenores testimoniales sobre la trastienda emocional, familiar y social, de sus vidas. La segunda, densa, breve, consecuencia de lo vivido. De la suma de ambas resulta una lectura amena, interesante y grata.