Iban Zaldua

Páginas de Espuma, Madrid, 2015. 223 páginas, 17€

Por las cosas de Iban Zaldua (San Sebastián, 1966) que conocía (la novela Si Sabino viviría y los relatos Mentiras, mentiras, mentiras), creo que se plantea la originalidad literaria como un desafío fundamental. No persigue un experimentalismo epatante, pero sí sutiles actitudes innovadoras que rompan las rigideces de la narrativa tradicional. Biodiscografías camina en la misma dirección. Primero, por el curioso planteamiento temático, reflejado en el neologismo del título, de hilvanar el relato de la vida con las vivencias musicales que la moldean. Y segundo, por crear un artefacto narrativo novedoso, una novela episódica que es a la vez un libro de cuentos; que finge ser autobiografía del propio autor pero que convierte a éste en un sujeto narrativo desde el que se muestra un retrato coral centrado en el País Vasco.



Este singular empeño afronta el difícil reto inicial de su artificiosidad. Cada uno de los 42 breves relatos tiene idéntico esquema:el recuerdo de un disco rescata un momento decisivo en la vida de alguien. El recurso resulta mecánico y repetitivo, excluye todos los otros determinantes que condicionan cualquier trayectoria vital y tiene el peligro de que quienes somos poco duchos en música pop nos perdamos las connotaciones que esas bandas y sus canciones aportan a las respectivas historias.



Algo así ha debido de temerse el autor y por ello ha dispuesto suficientes elementos de variedad que, aunque no anulan el riesgo, lo palían. En la forma, se encuentran técnicas diversas. El relato se hace en diferentes personas gramaticales, o completamente dialogado, o en un monodiálogo bastante eficaz. Se echa en falta, en cambio, un mayor contraste en los registros verbales. Las piezas oscilan entre el trozo de vida, la simple estampa costumbrista o una concepción muy clásica, la que busca un cierre redondo y sorpresivo (perfecto, de antología, "En la tienda de vinilos"). La variedad se impone en los temas: situaciones cotidianas, secretos del corazón, retrato de perdedores, fino juego humorístico, intención social, literatura dentro de la literatura, gusto posmoderno por las autorreferencias...



La anécdota se centra en varias ocasiones en la conflictividad del País Vasco. En estos casos la mirada reflexiva aunque algo amable del conjunto del libro adquiere solidez moral. La gravedad del asunto convierte a Zaldua en el escritor testimonial y ético que refleja "Interludio", un cuento extraordinario, visionario y realista, dramático, impactante exploración del sentimiento de culpa. Tiene además Biodiscografías un trasfondo generacional. Al hilo de la música rock afloran recuerdos que reflejan la trayectoria de la gente que ahora anda por el medio siglo de edad. Un motivo central del libro, el enterramiento de lo analógico por lo digital, funciona como la metáfora que sintetiza toda una época reciente. De este discreto modo, Zaldua galvaniza su sugestivo conjunto de cuentos con un baño de emotividad y melancolía.