Miguel Catalán. Foto: CEU

Arola. Tarragona, 2015 . 352 páginas, 17€

Miguel Catalán (Valencia, 1958) desarrolla su obra entre la filosofía y la literatura, con reconocido prestigio tanto como ensayista (Seudología es uno de sus libros más conocidos) como también en la creación de ficciones. La isla del mundo es su tercera novela. En ella se unen las dos pasiones del autor, pues la historia novelada hunde sus raíces en dos tradiciones con mayor arraigo en la literatura europea que en la española. Una es la tradición literaria del ingenuo combinada con la del buen salvaje que contempla el mundo civilizado desde su perspectiva de extrañamiento, poniéndolo todo en solfa por su incomprensión de tantos avances. La otra es la de la literatura utópica que explora un universo perfecto en un futuro lleno de inquietantes invenciones. Ambas tradiciones están bien integradas en La isla del mundo como novela que tiene mucho de parábola sobre la condición humana y la sociedad de nuestro tiempo, bajo una desternillante sátira del mundo contemporáneo sometido a una visión esperpéntica que se vale de la hipérbole y la deformación grotesca.



La historia relatada es sencilla. En la venta de una aldea perdida en un "lugarejo de secano" aparece un extranjero que asegura que dicho lugar no figura en los mapas. Sumido en el desconcierto, el joven camarero de la posada, Gastón Varela, emprende un viaje que lo llevará a la metrópoli de San Flingo, situada en el Centro del Mundo como isla flotante que constituye la capital de la República Flingana. La novela cuenta el prodigioso viaje del protagonista desde las Tierras Incógnitas del Sistema Estercolario del que procede hasta la gran hidrópolis desde donde se dirige el mundo. Tras diversos avatares en su itinerario es recibido en San Flingo como Invitado de Honor del Festival de Primavera.



Guiado por el Maestro de Convites y Mentor de Huéspedes Ilustres, con pasado estelar en la televisión, Gastón va conociendo los usos y costumbres de tan avanzada sociedad. Ante sus ojos desfilan insólitas celebraciones en la proliferación de regalos prodigados en frenético consumo, sorprendentes inventos utilizados en la vida diaria y las instituciones más disparatadas tanto en la política como en la tecnología, la cultura y la religión. Los inventos están concebidos con una rápida caducidad. Allí reina la impostura generalizada, protegida por la propaganda entendida como "arte de la información estratégica", la mentira perpetrada en aras del interés social y las más ingeniosas perversiones del lenguaje.



El recorrido del protagonista por diferentes ámbitos sociales, políticos, culturales, deportivos y religiosos va completando un grotesco aprendizaje que compone una divertida parábola del mundo actual. La parodia, el humor, la deformación burlesca y la sátira alientan la visión carnavalesca de un mundo distorsionado y degradado, que divertirá con provecho a muchos lectores.