Image: Biografía autorizada

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Novela

Biografía autorizada

Salvador Gutiérrez Solís

1 abril, 2016 02:00

Salvador Gutiérrez Solís

Isla de Siltolá. Sevilla, 2015. 520 páginas, 22€

Después del silencio del franquismo, fue un primer arreón de modernidad en toda España: excesivo, sí, pero estimulante. La Movida dejó cadáveres en el lavabo y mitos que no fueron más allá de una semana. Si poco se ha novelado este período variopinto, menos aún se ha escrito sobre los artistas que triunfaron en aquella vorágine y no dejaron el oficio, sino que se reinventaron sin fosilizarse.

Lo de "Sobrevivir a los ochenta" no es un simple adagio, sino un venero de historias que sorprendentemente no se ha explotado y en el que hay inocencia, tragedia, esperanza y un trasfondo sociológico de vértigo del que parte el cogollo espiritual de esta Biografía autorizada de Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968).

La novela es brillantemente simple: son las supuestas confesiones de Carlos J., líder del desaparecido grupo cordobés "Almas sin Konciencia", al hilo de una hipotética gira con su antigua banda y la composición de un disco íntimo. Un personaje neurótico, obsesivo, poco dado a los excesos, pero un ser normal, al fin y al cabo, dueño de una profundidad analítica sobre el mundo que el autor logra creíble. El novelista abre un crisol de vida de los últimos cuarenta años de la Historia patria. Si en la epidermis el libro puede resultar un catálogo pop de lo que se ha considerado moderno desde los 80, en el fondo supone la verdad descarnada de un hombre sometido a un éxito relativo. El protagonista y narrador ficticio (a través que el autor trenza un prontuario de música, fútbol, literatura y cine) redunda en el tópico del músico que encuentra en la Literatura el verdadero cauce expresivo. En plena madurez.

Biografía autorizada impacta al profano y al docto en arqueología de la Movida. Carlos J. tiene algo de Sr. Chinarro y Auserón en una coctelera confesional, en un anecdotario que apunta al alma y a la sonrisa. El texto supera la mera reflexión sobre la decrepitud. El fondo vital es el de nuestra propia Historia, y se agradece esta inclusión de secundarios reales, famosos, a los que el autor perfila con garra de cronista y que interactúan veraces con la epopeya del protagonista.

@JesusNJurado