Marta Rivera de la Cruz

Planeta. Barcelona, 2016. 416 páginas, 20'90€, Ebook: 12'99€

En esto de contar un par de días de reencuentro entre los viejos amigos, y los puñales que brotan a la segunda copa, hay querencia en el cine europeo. Concretamente en el francés, que recurre usualmente a escenarios idílicos para convertir en tormenta una reunión del grupo de siempre, distanciado desde años atrás (Les petits mouchoirs, 2010). Porque sobre ese fortín inexpugnable que fue el grupo de amigos de la juventud, el tiempo acostumbra a mostrarse implacable. Varían las circunstancias de uno y de todos, y, con el paso de los años, cualquier pequeña traición deviene en pecado, aunque escueza y se entienda con la perspectiva. La pandilla de seis amigos es, además, el elemento según el cual Marta Rivera de la Cruz (Lugo, 1970) dibuja un tratado conversacional y coral de las debilidades humanas, y también de sus grandezas.



La autora junta a seis antiguos compañeros de Bellas Artes (Valva, Mauro, Roberto, Jorge, Lourdes, Cecilia) en un hotelito de la Provenza. Lo que prometía ser un respiro vacacional en el Edén se convierte en una catarsis completa de la amistad y la existencia. El tiempo pasado desde que el conjunto se disgregó ha servido para que afloren discrepancias y divergencias que quizá no rompan el tegumento de la pandilla, pero sí que encierran una llamada a entender la amistad desde otro punto de vista. Los personajes que componen la novela, lúcidamente troquelados en lo dialógico, son manejados por la autora con la maestría de mostrárnoslos como mucho más que meros esnobs que se dan cuenta de que la vida (divorcios, vocaciones frustradas por la vida familiar...), como en el poema de Gil de Biedma, iba en serio.



De la novela hay que destacar, además de la actualidad de sus personajes, el mantenimiento de un tono constante en el diálogo y lo esquinado de muchas conversaciones al calor de la copa como confesionario. El libro, que en instantes roza el toque pueril, no es otra cosa que un tratado conversado de la madurez, de la amistad. De los grandes y pequeños fracasos que ocurren en el microcosmos de una pandilla que se radiografía dos días en la Provenza.



@JesusNJurado