Manuel Calderón. Foto: Berenice

Berenice. Córdoba, 2016. 336 páginas, 19€

Un tratado sobre el Arte y sus miserias no puede hacerse más que desde la biografía o la novela. El ensayismo quedaría plano, como una ristra de palabras que no llegasen a esos recovecos que entrelazan crueldad y existencia, malditismo y brillo. Es el caso de la última novela de Manuel Calderón (Córdoba, 1957), supuesta biografía del pintor Antonio Romero, Toni X, y un prontuario de los matices que exculpan al Hombre de la crueldad. Podría decirse que el libro es la vida de Toni X y la explicación que da el autor, "periodista omnisciente", sobre el crimen más infame en las manos de un artista. Si toda vida cuando se narra es exculpatoria, la de Toni X pone al lector en la última frontera de la comprensión humana. Es una novela detectivesca trufada de referencias culturales; o una novela culturalista sostenida por un armazón policíaco. Pero por encima está el estilo de Calderón, amén de una galería de personajes que dan temperatura coral a un libro que vuelve a pensar el Arte. Hay un buceo psicológico en los personajes,más esa confianza en la obra perfecta que, de cuando en cuando, le llega a los escritores. La vida del protagonista es la vida de todo artista llevada al extremo, pero el extremo somos todos. Calderón maneja un estilo con ritmo y sonoridad, pero cada frase es un dardo a nuestra conciencia. Nunca quedó mejor el horaciano ut pictura poiesis.



Hay dos partes bien definidas en la novela; la presentación del personaje, de sus motivos, y la precipitación de todo hacia el caos. En medio, un antagonista, el inspector Rocamora, devenido crítico de Arte que busca la verdad entre críticos y acaba por fascinarse por el crimen/arte en la investigación. Y un libro llamado a ser la flor genial del año y de la década. Y eso a pesar - o a razón- de la densidad de Manuel Calderón, y a pesar, también, de la calidad de página.



@JesusNJurado